Tren que tren que va en busca de todo lo que la ciudad escupe y no quiere. El blanconegro tren de los ciegos con palo de escoba golpeando el piso toc toc agitando un vaso de plástico donde tin tin tintinean dos monedas de diez/ tren que tren del pedigüeño con el niño sin escuela y padre con muletas que gime pofavor pofavor/ tren que tren de los pequeños vendedores pequeños que se roban entre ellos los chiquitos negocios que hacen con los pasajeros de bolsillos laburantes que llevan sus minusvalías estrechas/ tren que tren de la morocha que hoy vende medias baratas ayer lija para los pies y después a la nocturna para salir de ése/ tren que tren donde los cantores acercan la música a la gorra y parlantes en carritos/ tren que tren del payaso del chistoso de la puta del lumpen del borracho de la sirvienta del oficinista de la linda de la colegiala del ejecutivo que no quiere sacar el auto y se mezcla con el pobrerío que va ojeroso lagañoso apurando un rato más de sueño que va con los auriculares para no escuchar el lamento el pedido el estruendo de hierros cabalgando por los rieles oxidados que va apurado a marcar su tarjeta de horarios de letras negras a tiempo de letras rojas de llegar tarde que mira los carteles que corren por los andenes por las veredas por los fondos de las casas los de atrás con alambrados hinchados vencidos por la enredadera pesada y la hace parecer un muro cansado abombado con las campánulas violetas que se escabullen del manto verde y sacan sus cabezas tersas brillantes/ tren que tren de ojos mirones de no mirar de brazos tendidos de manos tendidas para pedir para rogar para agitar muletas vasos vacíos de monedas sillas de ruedas medias en venta pilas en venta música caramelos películas peines gomitas para el pelo enchufes candados/ tren que tren del vendedor musulmán con un collar de candados vende que vende el musulmán argelino que habla una lengua para adentro extranjera le habla a su collar de candados que se cuelga del cuello vende el recuerdo de viejas esclavitudes/ tren que tren de los ojos que miran no ven los carteles con anuncios de letras en colores que miran no ven los muros pintados dibujados que rompen el fondo de las casas con un color que no quieren mostrar y rompen la mirada de tedio y les dibuja un color en los ojos que brillan con fugacidad/ tren que tren que se mece y los mece a todos, a las colegialas, a las oficinistas, a los vendedores, a los mendigos, a los ciegos, a los rengos, a los locos, a las putas, a las sirvientas y también a los ejecutivos que no quisieron salir con su auto.
Los ojos subieron a ése tren que tren y nadie reparó en la fisgona mirada violenta que les arrebató violentamente las voces, y juntó las letras que juntaron palabras que juntaron historias de un viaje que fue, de un viaje que todavía es.
Graciana Dilarregui |