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27 En realidad nunca crecemos. Sólo aprendemos a comportarnos en público.Bryan White   por   Rafa*
 
 
DaniloAlberoVergara 12/6/2023 | 00:03:46  
 
Barry Sadler, mercenario escritor
Danilo Albero Vergara Escritor argentino
Tags:
  literatura   literatura hispanoamericana   escritores latinoamericanos   literatura latinoamericana   Danilo Albero Vergara   escritor argentino   ensayos literarios   novelas argentinas
 

Barry Allen Sadler nació en 1940; hijo de madre divorciada, desde pequeño vivieron una vida errante cuando ella recorría pueblos del sudoeste en busca de una inaccesible estabilidad laboral y sueldo digno. A los 12, atraído por la música country, se interesó por la guitarra y el canto. Simultáneamente se inició en la caza y reveló tener excelente puntería.

A los 16 años abandona la high school y recorre el sur del país a dedo. En 1958 se alista en la fuerza aérea, terminado su entrenamiento, es enviado a Japón como operador de tráfico aéreo. La rutina cuartelera no era lo suyo, renuncia, regresa a su país y recorre la zona centro oeste viviendo de su música y haciendo changas. El periplo, por la cuna de los valores más reaccionarios de la sociedad norteamericana, terminó de perfilar su ideología y comprender cuales eran los gustos de sus futuros consumidores.

Se vuelve a enganchar como paracaidista en el ejército; impresionados por su vigor, resistencia física y habilidad con las armas, sus instructores lo ayudan a ingresar como comando en los Boinas Verdes. Era duro y hábil; se especializó como paramédico, sniper y experto en demoliciones. De nuevo viaja a Oriente, ahora directo a la selva vietnamita; de inmediato se hizo famoso entre sus compañeros por su temeridad, un casse-cou que orillaba la inconsciencia descerebrada. En 1965, una herida provocada por una vara punji le causó una infección que casi le hizo perder el pié.

Durante la convalecencia, volvió a la guitarra y a componer canciones para entretener a sus camaradas heridos. Un día, un equipo de TV que visitaba el hospital lo filmó cantando frente a su auditorio, en bata, entubados o en sillas de ruedas, su reciente creación: The Ballad of the Green Berets. Cuando el noticioso salió al aire en los Estados Unidos, el tema se convirtió en un hit por la letra que habla de coraje en momentos de adversidad frente al enemigo, valores caros a los guerreros de Hollywood, desde John Wayne a Sylverster Stallone. De inmediato, la RCA firmó un contrato con Sadler para grabar la canción y, a principios de 1966, The Ballad of the Green Berets fue uno de los éxitos discográficos en su país, vendió más de dos millones de placas en las primeras cinco semanas y permaneció meses al frente del ranking de ventas.

Su carrera como músico fue breve. Se mudó a Tucson y empezó a trabajar como barman -fiel a balada, donó gran parte de sus ganancias a un fondo para heridos de guerra en Viet Nam-. A mediados de los ‘70 fue a prisión, enjuiciado por matar un hombre que lo había amenazado en el bar frente a testigos. A la salida, Barry Sadler confundió las llaves que su adversario llevaba en la mano con un revólver y tiró a matar. En pocas semanas fue absuelto, había actuado como un Boina Verde de raza.

A finales de los ‘70 el éxito volvió a ungirlo, empezó su etapa como escritor de novelas, con la serie de Casca the Eternal Mercenary. Casca el mercenario eterno, es la saga de Casca Rufiu Longinius, el soldado que hirió con su lanza a Cristo cuando estaba crucificado. A raíz de ese hecho es condenado a vivir como mercenario hasta la segunda resurrección.

Había encontrado su auténtica vocación, entre 1979 y 1989 escribió 22 libros de la serie de Casca que lo llevaron, desde el Gólgota a México con las tropas de Cortés, a Bizancio, a cabalgar con las huestes de Gengis Khan, al Japón feudal, a la Rebelión de los Boxers, a la batalla de Kursk, a la guerra de Viet Nam y a las alturas del Golán en la guerra del Yom Kippur.

De nuevo fortuna y popularidad; terminó siendo el niño mimado de Bob Brown, director de la revista Soldier of Fortune (SOF), especializada en armas, guerras sucias y mercenarios, la cual le hizo varias entrevistas e incorporó como columnista. Durante sus primeros años, SOF se hizo famosa por incluir avisos donde abundaban ofertas de servicios de veteranos de fuerzas especiales de toda nacionalidad pelo, cáscara y pluma. Avisos que le acarrearon algunos juicios, de los que Bob Brown escapó con un hilo en una pata; quedaron solo los de ventas de armas, municiones, rezagos militares y manuales varios que enseñaban, cómo degollar a un adversario con una hoja de papel, elaborar explosivos caseros con ingredientes comprados en el supermercado y, con ellos, fabricar bombas de tiempo con la ayuda un despertador a pilas.

En enero de 1988, Barry Sadler, viaja con un equipo de SOF a entrenar a los “contras” de Nicaragua. De allí se traslada a Guatemala donde, aprovechando sus contactos con SOF se inicia en un nuevo rubro empresarial, el tráfico de armas para abastecer a los paramilitares. Era el último año de la invasión soviética a Afganistán, el ejército ruso había encontrado su Viet Nam y sufriría su primera derrota desde 1945, para terminar expulsado por los mujaidines -Afgan Freedom Fighters, en los decires de SOF-. La derrota soviética, fue festejada al norte del Río Bravo y hasta Sylvester Stallone decidió participar desde la pantalla; en Rambo III luchó junto a los mujaidines y diezmó ejércitos rusos.

Por aquellos años de la Jihad against Communism, la palabra Jihad sonaba grata, hasta para los oídos del Santo Padre, empeñado en su propia cruzada -o versión primitiva de Jihad, al fin y al cabo los cristianos crearon las guerras santas- para acelerar la caída de la Unión Soviética. El líder de los Afgan Freedom Fighters era, por aquellos años, un desconocido millonario saudita, entrenado y financiado por la CIA y mimado por la derecha republicana: Osama Bin Laden.

En la última entrevista dada a SOF en El Salvador, Barry Sadler, aparece corrigiendo las pruebas de galeras de una novela de Casca y se jactó de haberle quitado un negocio importante a un agente de los servicios secretos israelíes que vendía armamento de su país. Las fotos lo muestran en su casa con su novia Maggie, botellas de Jack Daniels; su pistola Beretta 9 mm y una granada de fragmentación MK2 como pisapapeles de la galerada de la novela.

La noche del 8 de septiembre de 1989, luego de una tarde de bebedera con sus comparsas en el bar Don Quijote, Barry Sadler tomó un taxi para que lo llevara a su casa. En el camino levantaron a una mujer conocida que iba en la misma dirección. En ese momento sacó su Beretta y empezó a juguetear con ella, su acción coincidió con la presencia de un vehículo que se les adelantó por la derecha y el ex Green Beret terminó con una bala de su propia pistola en la cabeza. Bob Brown fletó un avión ambulancia para llevarlo de vuelta a casa. El 5 de noviembre, Barry Sadler cruzó el Aqueronte.

A diferencia de Casca, Sadler encontró su fin antes de la resurrección de los muertos.

 





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