Mientras la masa obtusa de la clase media a la que muchos pertenecemos, con la salvedad que algunos son más obtusos que otros.
Me pregunto cuántos de los que cacerolas se pusieron de parte del campo, evitando que el oficialismo recaudara impuestos que luego le sacaría a nosotros, la clase media, se dan cuenta en realidad lo que ocurrió con ese absurdo acto.
Mientras la clase media, ahora sufre, sin advertir que esos impuestos que tanto defendieron, entraron como excedente en moneda extranjera y fue invertido en la compra de inmuebles, tierras, edificios que se ven contrayéndose por todos lados sin que nadie de la clase media pueda acceder a ellos.
Me pregunto si alguien se dará cuenta que el stand by en los negocios inmobiliarios son una manera de detener la sangría de ladrillo, que mientras está el dólar tan bajo, que no representa los recursos de reservas reales, se compraban a precios dólar, con ahorro y capitalización de esa moneda, y no del peso, a la larga beneficiará a la misma clase media.
No apoyo especialmente a la administración K, pero a cabeza fría no la apoyo porque tengo un rechazo instintivo a la modalidad un poco prepotente con la que nos ordenan, con métodos autoritarios y discursos desbocados y fuera de tono, lo que debemos hacer.
Sin embargo, eso no me tapa el bosque, mirando el árbol.
Me doy verdaderamente cuenta que la no circulación del dólar, no es una venezualización, como muchos creen, azuzados por los grandes medios que propalan todo tipo de desinformación, cambiando o editando los discursos de la presidenta y reacomodando las frases como les conviene, frases que son fácilmente refutables, porque muchos escuchamos realmente lo que dice la presidenta, no nos llevamos por la falsedad de esos medios.
Por otra parte, me pregunto, por qué la gente común se deja llenar la cabeza con evidentes falsedades, hay noticieros que parecen de chimenteros, mientras muestran una imagen y filmaciones de una cosa, afirman cosas descabelladas.
Pertenezco a la masa obtusa que paga las cuentas de los excesos de los ricos, ellos viajan, gastan en dólares, compran propiedades en dólares, aunque ahora se pasen a pesos, pero esos billetes, constantes y sonantes le cuestan al estado un 50% más de lo que los ricos los pagan.
De una cosa estoy seguro, la historia hablará de los cacerolazos como la más estúpida reacción de la masa obtusa que otra vez escupe para arriba.