Todo medio de comunicación les parece válido para los buscadores de clientes, y el ingenio nunca se termina.
Han aparecido últimamente una serie de estafas que en pequeñas dosis, se envían mediante SMS, masivamente, hasta que no falta el que “prende”.
Está en discusión de si son “estafas”, engaños, subterfugios, en fin, el caso es que parece que la ley no puede accionar, porque más bien para cuando puede hacerlo no tiene cómo, ya que las estafas mediante tecnología dependen de las compañías que administran esa tecnología.
Un ejemplo de ese tipo de acción es colocar en el Google: “cociente intelectual”, aparecerá, en la primera página, un sitio que le permite acceder a un test, en cuanto termina el mismo, se les solicita el número de celular, para el envío del resultado del test, pero lo que realmente está aceptando es un pago semanal de 3,60 euros por suscripción al servicio.
No soy propenso a aceptar la invasión de propagandas, ni en el celular, ni por mail, de hecho ni los leo, sin importar si es hasta de un tema que me interesa, no leo mails desconocidos, pero, por algo prosperan esas artimañas, debe haber mucha gente que acepta la propuesta y luego recibe una cuenta extraña en los celulares.
¿Google tiene la culpa? ¿Quién se hace responsable? ¿Cuál es el organismo que debería proteger al consumidor? Ninguno.
Esa es la realidad, porque Internet es incontrolable, nació así y seguirá así, ingenuos hay siempre con la red o sin ella.
En el mismo momento en que surge una nueva forma de comunicación, surge una forma de sacarle dinero a alguien por ella.
Es nuestra “humanidad”.