La WIFI, el celular, la tablet, el microondas, todos asesinos. Las ondas, dicen, nos asan, nos hornean, nos cuecen como huevo frito en el pavimento, como gato en el tejado de Zinc; las radiaciones, dicen, son más nocivas que las palabras que portan, te escarban en las carnosidades del cerebro, te siembran tumores. Resulta que el medio hace a la causa, que los órganos se encharcan, se reviran, mutan, se destruyen las células; entre radares, emisiones de CO2, calentamiento global, emisiones de rayos gamma, ultravioleta, rayos uve, basura tecnológica, aire tóxico, humo de tabaco, exceso de sal, rodajas de vacas sangrantes, colorantes, edulcorante, todos nocivos asesinos de células; cada cosa entretenida que aparece para comunicarte con tu cuerpo, con otros cuerpos o con el entorno, pasa de lo inocuo al todo perjudicial. Ni señales de humo, ni tinta, ni señas son atenuantes, todo tiene un porque no. Todo para evitar la más mínima forma de comunicación. En conclusión, lo que le química del planeta no quiere admitir, en su tozudez, es que definitivamente hay algo equivocado en creerse artífice de que el hombre es social por naturaleza, cuando la realidad del hombre social por Facebook se impone. Todo nos mata, la WI FI solo compite. |