El hogar es nuestro espacio privado, por ese motivo necesitamos adecentarlo para adaptarlo a nuestras necesidades más básicas. Esas necesidades son, en primer lugar, de confort, intimidad y seguridad; y en segundo lugar, aunque en realidad permanece en la base de lo anterior, de economía. Porque sin dinero, difícilmente podemos conseguir que nuestra vivienda sea, en pocas palabras, aquello que necesitamos. Sin embargo, esto no significa que debamos gastar grandes sumas de dinero, pero sí podemos planificar con tiempo y paciencia reformas específicas. Por ejemplo, contratando servicios de rehabilitaciones de edificios.
Antes de poder plantearnos la opción sensata y deseable de reformar nuestra vivienda de una manera estructural, es decir, centrándonos en la distribución y no solo en el mobiliario o la estética, es importante que sepamos si la vivienda en la que residimos actualmente se transformará eventualmente en nuestra casa en propiedad. Para conocer esa respuesta, debemos estar dispuestos a invertir horas, días, semanas y meses en una concienzuda investigación sobre las opciones de compra de la casa en sí según la inmobiliaria o los propietarios a los que pertenezca, y sobre nuestras posibilidades de adquirir una hipoteca.
Solo entonces podremos permitirnos el lujo de hacer algo más que fantasear con unas rehabilitaciones de fachadas, pues empezará a ser algo muy real. Estas fases tan específicas de procedimiento tienen una razón de ser: una casa alquilada rara vez nos ofrece opciones de reformas a tan alto nivel, ya que, a la hora de la verdad, nosotros o nosotras no somos los dueños o las dueñas de esa casa. Pero si nos pertenece, si está a nuestro nombre, podemos derribar o modificar todas las paredes que deseamos, podremos poner una cocina nueva de cero, o incluso podremos hacer cambios relativos a las rehabilitaciones de cubiertas si la casa en sí además tiene un tejado.
Está en nuestra mano hacer gala de la paciencia que hace falta para lograr ese objetivo. No es fácil, ya que llevar a buen puerto una hipoteca en los tiempos que corren es casi un lujo. Pero se puede conseguir, siempre y cuando planifiquemos cada paso.
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