Lo más importante de esta vida es ser organizado. La vida se originó en el caos, hasta un niño de primaria sabe eso; y es evidente que dicho caos tiene que existir para que ese orden al que tanto aspiramos los seres humanos, ese que necesitamos para no volvernos locos del todo, pueda ser posible. Tampoco podemos negar que el desorden, la locura, tienen para nosotros el atractivo magnético de los impulsos emocionales, de la libertad y de todo aquello que rompe los moldes establecidos por un orden superior; llamémoslo sociedad, llamémoslo Dios o llamémoslo X, eso tanto da. En fin, con todo este rollo, lo único que me gustaría señalar es que, por muy sensual y atrayente que puede ser ese caos, el orden es demasiado esencial en nuestras vidas, y se manifiesta a través de los pequeños detalles.
Detalles minúsculos, como llevar al día las facturas de la luz, del agua y del teléfono; levantarse cada día a las siete menos cuarto de la madrugada para aparecer puntual en el trabajo, guardar la ropa de invierno para sacar la de verano o llevar una vida sana con dieta equilibrada. Y también, por qué no decirlo, detalles como el de organizar convenientemente la música que descarguemos en carpetas ordenadas alfabéticamente o según el estilo de música de cada grupo o cantante que escuchemos habitualmente. Lo malo es que los ordenadores tienen un límite, tanto a la hora de conseguir más y más músicas como a la de descargarnos vídeos o cualquier otro tipo de archivo, aunque sea solo de texto. ¿Qué hacer en esos casos?, nos preguntamos siempre, ¿borrar grupos que no escuchemos mucho para hacer espacio? Pues es una opción.
Es una opción, sí, pero no es la solución; y desde la aparición de los servicios de almacenamiento virtuales como OneDrive, servicios de los que pueden informarse en esta web https://privadocs.com, es completamente innecesario hacer algo así. Los tiempos cambian y, con esos cambios, las facilidades y las comodidades aumentan de manera ostensible. Cada año estamos más cerca todavía de ese orden que tanto predicamos pero que rara vez obtenemos. |