¡He ganado un sorteo! Aún no me lo creo. Yo, que siempre he creído que nací gafe; yo, que no he ganado nada en la vida; yo, que suelo ser el que no se lleva nada en el Gordo aunque el premio caiga en mi pueblo. Pues sí, damas y caballeros: he ganado algo. Esta vez, mi suerte ha cambiado. En realidad, es una tontería: un sorteo de una marca de patatas fritas, y lo que sorteaban era una figura de una de mis series de dibujos animados favoritas. Participé por participar y voilá!, cosas que pasan, la figura es mía. Se han puesto en contacto conmigo por teléfono y por email para notificármelo y para pedirme la dirección de mi casa, porque en menos de siete días quieren efectuar el envío de paquete con el premio directo a mi casa.
Supongo que lo tendré aquí en dos o tres días, porque creo que el premio lo envían desde Madrid y yo vivo en Barcelona. Lo que quiero decir es que no creo que enviar paquete a Barcelona tarde demasiado tiempo, puesto que se trata de un envío nacional en la península. Si fuese a Canarias, o aun a Baleares, lo entendería, y si viviese en otro país, sé que tardaría muchísimo más. Sin embargo, sea cual sea el servicio de mensajería que utilicen, el paquete no debería tardar demasiado. ¿Vendrá con una carta en la que me felicitan por haber ganado? Ojalá. Al fin y al cabo, es un día histórico: el día en el que mi suerte cambió.
Me parece que, a partir de ahora, voy a intentar participar más a menudo en este tipo de concursos. Bueno, y en cualquiera. Este acontecimiento ha tenido la virtud de cambiar mi visión sobre las cosas, porque no hay nada imposible; en todo caso, improbable. Y mi suerte está empezando a ser probable. |