El muralismo es una respuesta del impacto del espacio urbano sobre la sensibilidad de artistas plásticos que desean incorporar el arte como parte de la experiencia cotidiana.
El hombre como constructor y el hombre como artífice del arte; el arte arquitectónico, es también una búsqueda de la estética en la vida; del mismo modo, el muralista propone una afirmación del espacio como parte propia y con intención de proponer apropiación por parte del espectador.
La magnificencia que propone una pared, parece ser un impedimento que, históricamente sedujo más a hombres que mujeres; sin embargo, en la actualidad, las mujeres enfrentan su propia revolución incluyendo también, el muralismo.
El muralismos, es además una forma de advertencia, una forma de replantear el espacio social como forma de comunicación.
El habitante participa en una conexión a nivel artístico, más allá de las murallas que presuponen una pared, los planos de los edificios no son ya, sólo obstáculos, también son espacio de expresión, identidad y convocatoria.
El muralismo es un movimiento de los artistas plásticos que tiene nombres de mujeres muy importantes, y hasta parece tener nacionalidad, ya que el muralismo más difundido proviene de México, Leonora Carrington, aunque nació en Inglaterra, creció y se formó en México y pronto fue una reconocida artista que tomó el arte del muralismo como una de sus formas de expresión preferida.
Leonora, como todos los artistas que tuvieron que convivir con la guerra, se vió impactada por lo mismo que se vivía en el mundo, la desigualdad social, el racismo y la permanente desacreditación de la cultura considerada inferior que era el germen de las guerras de época.
La artista, nacionalizada mexicana, influenciada por los surrealistas, sobre todo por su relación con Max Ernst, casi 30 años mayor que ella, aunque su obra, se estima, era más producto del estado propio de su enfermad, alteraciones mentales que expresaba en una obra inquietante y perturbadora que coincidía con una sensibilidad mística.
La importancia del muralismo mexicano es que convivió con corrientes artísticas muy fuertes como el surrealismo y el impresionismo; aunque algunos le dan crédito al distanciamiento espacial entre América y Europa, la cercanía de la Carrington con los surrealistas desmerece la versión.
La producción del muralismo mexicano, con Rivera, Siqueiros, producía una conexión importante con un pueblo oprimido, mientras Europa vivía un holocausto.
La historia del muralismo se compone de muchos matices, pero fundamentalmente es una intervención en la ciudad, en el espacio público, y los artistas muralistas han impactado con sus propuestas a la vez que se han visto impactados ellos mismos por las épocas y circunstancias especiales que les ha tocado vivir.
Dejando de lado el aspecto comunicación, una obra me ha impactado especialmente, porque mientras los murales muestran su características de exhibir el imaginario del artista, su interpretación social o política, la artista visual Silvia Albuixech ha interpretado que de una u otra manera, el mural nos mira. Esta artista muralista, argentina, multipremiada, de oriunda de San Miguel de Tucumán, nos deja ese mensaje en su obra: Un deseo es una plegaria.