La percepción que la tecnología le imprime al mundo es una evolución del arte conceptual, un movimiento artístico iniciado por artistas estadounidenses e ingleses, por los años 60, como toda vez que se quiere irrumpir en el arte con una nueva modalidad y percepción el arte conceptual promueve que la idea acerca de una obra y la sensibilidad que produce es conceptual y no por el objeto mismo o su representación, dándole relevancia a características que incluso pueden no estar en el objeto.
Los artistas plásticos de la actualidad cuentan con un abanico de mixturas cuya evolución en el arte se vienen dando por rupturas con el canon de cada época o generación de artistas.
La rebeldía de este movimiento en especial viene señalada por diferentes causas, principalmente se le atribuye la oposición a la Guerra del Vietnam, por ello el origen se da en Estados Unidos, lo que a su vez genera una nueva visión de la injerencia de la economía, en conjunto con la teoría del conocimiento, la obra artísticas desdibuja el objeto y hasta quizás lo desaparece y lo embebe de una especulación intelectual.
El feminismo fue una marca importante que le aportó ligereza y fluidez, la fuerza con que la mujer comienza a irrumpir en el arte genera una sensibilidad especial que algunos le asignan a que fueron las mayores opositoras a la guerra y que comenzaron a comprender y ejercer el poder femenino.
Algunas obras paradigmáticas que se desarrollaron en este sentido, se puede dar como ejemplo a Yves Klein, avanzada la ingeniería de vuelo, diseña una escultura aerostática, en París del 1957, compuesto de más de 1000 globos de color azul liberados desde la Galeria Iris Clert, para promover su obra Proposición Monocromo; Epoca azul, estableciendo una obra en su genérico diseño una relación con algo físico y con movimiento como los son los globos, tendiendo a desaparecer en el cielo, entre otros escenarios organizados por este artista conceptual, que se atrevió a organizar una muestra de cuadros invisibles, exhibiendo una sala vacía.
Un poco usando el concepto de volumen, grandes volúmenes, muchos globos, otro con la idea de que lo evanescente, puede formar parte de una obra, que cuando los espectadores ingresan a la propuesta en diferentes momentos, la experiencia sensorial depende del instante, es una forma de ver la obra como un conjunto de consecuencias que obedecen al momento en que el espectador ingresa a la escena e incluso de su forma de captar los elementos, el cuadro, los globos, el cielo, los colores, el movimiento de alejamiento.
Sin duda el efecto de lo espectacular puede interpretarse como una especie de publicidad exagerada hacia la verdadera obra: el cuadro sobre el cual se quiere llamar la atención, sin embargo la experiencia completa coloca el impacto sobre el espectador en un conjunto de sucesos de los que sólo algunos se quedan estáticos: el cuadro, el color del cuadro; y el complejo destino de la experiencia de desaparición en un momento único e irrepetible.
Cómo se cuenta la experiencia a través de los años implica la relación entre obra y globos, quedan relacionadas en el relato, o tal vez en algún medio de filmación, y si fuera en la época actual, en muchos medios a través de los dispositivos móviles.
La discusión sobre los elementos que forman parte de la obra, si los globos, si la idea, el momento o sólo el cuadro, estimulará, sin duda la imaginación en el diseño de escenarios cada vez más creativos y complejos. El arte es así, empuja las definiciones o las atropella, sin dejarse revertir o sujetar.