sintgamas, artículos
 
Usuario:   Clave:    
   
Escribí lo que quieras:  
 
  Gastronomía| Moda| Mascotas| Industria| Om| Mi lugar| Economía| Política| Humor| Ecología| Turismo| Educación| Inmobiliarias| Sociedad| El mundo| Ocio| Música| Ciencia| Tecnología| Internet| Posicionamiento| Diseño| Deporte| Salud| Letras| Cine| Juegos| Miscelaneas| Cultura| Escultura| Pintura| Clasificados| Televisión| Alternativas| Recetas| Telefonía|  
   
 
 
27 La juventud es una religión de la cual uno siempre acaba por apartarse.André Malraux   por   Rafa*
 
 
MariaClaudiaOtsubo 7/30/2018 | 11:16:37 a.m.  
 
Permanecemos
María Claudia Otsubo escritora argentina
Tags:
  literatura   literatura latinoamericana   María Claudia Otsubo   escritoras argentinas   escritoras latinoamericana   narrativa argentina   relatos   poemas
 

Permanecemos porque 
no sabemos
qué otra cosa hacer. 
Amarradas, 
desconociendo 
el sin sentido. 
A ciegas, 
insensibilizadas. 
Aisladas. 

En la vorágine, 
buscamos 
aquello 
que alimente 
el tiempo perdido, 
(las causas nobles siempre reciben
el visto bueno). 

Porque estamos
para eso,
para sostener 
mientras 
el desgarro 
llega
por dentro, 
silencioso y brutal,
como 
el de la muerte. 

Permanecemos 
por esa 
determinación
obstinada 
de nuestros genes
por proteger. 
Entonces permitimos. 
No se habla 
de algunas cosas; 
para otras, 
tampoco bastan las palabras.


Así la encuentro, tendida en el cuarto pequeño,  su cuerpo expuesto a la humillación, los ojos hinchados y secos bajo la luz blanquecina. Su rostro apoyado sobre la almohada es un manchón gris. Nuestras cabezas, que se han acercado en el beso, se estiran en una misma sombra alargada y esa intromisión oscura de pronto ocupa todo el espacio. Al advertirla, con espanto, me retiro hacia atrás aunque la sombra se demorará un poco más en desaparecer, tal vez incluso no lo hará esta noche nunca del todo y un resto suyo quedará anclado a un rincón de la pared. 

Permanecemos
¿por qué no
nos damos
cuenta?
Cuando
la tolerancia, 
esa palabra
mal aprendida
en la infancia. 
Un mandato
ancestral, 
antiguo,
perverso. 

Vivir para sufrir, sufrir viviendo.

La noche transcurre lenta; el aire enviciado obliga a abrir cada tanto la puerta y la luz helada que proviene del pasillo agranda esa rendija que me comunica con el afuera. 
No se ha quejado, casi. 
Tampoco hemos dormido. 
Cada tanto un suspiro o algo parecido a una exhalación señala ese dolor que proviene de tan adentro y le retuerce las tripas.
Sufre, no se queja,
pero sufre.

Sometimiento, 
el juicio anulado
por la indecisión.

La duda, siempre 
la duda, royendo las entrañas 
llegando al corazón. 

Aun así, permanecer.

A media noche me pide agua y me acerco a los labios resecos. Han perdido el color, las comisuras desdibujadas son una grieta en su cara. Comprendo que le va a ser imposible tragar. Busco una gasa que empapo bajo la canilla y se la acerco, despacio. Mis dos manos hacen una cavidad bajo su mentón; como un cuenco, pienso, incapaz de contener tanto vacío.

Discriminación. 
Explotación. 
Esclavitud. 
La culpa.

De madrugada, las primeras curaciones que vienen a hacerle me expulsan del cuarto. Camino por el pasillo sofocada por el cansancio y los pensamientos que duelen tanto como sus heridas. Siento las piernas entumecidas por la duermevela pero me obligo a avanzar. Necesito sentir que la sangre recorre mis arterias y oxigena los músculos adormecidos. Camino para intentar dejar de pensar,

Culpa por existir, 
y ser la fuente
de todos los pecados. 

me alejo hacia allí como sonámbula, escapando de esa isla en que se convirtió la noche, del encierro de ambas, del silencio de la cama, del dolor de las paredes y esa pesadilla que no abandona. Camino arrastrando los pies, cruzando mi sombra con las que asoman desde otros cuartos, los mismos ojos cansados, las mismas manos inútiles estrujando un pañuelo;

culpa por vivir.
 
al regresar, lo hago muy despacio. Son los ojos los que atraviesan primero el umbral de penumbra y son ellos los que la buscan. Su presencia me transmite la certeza de que he regresado.

o quizás es
lo que creemos, 

Un mechón de pelo le cae sobre la frente y con cuidado lo acomodo hacia atrás uniéndolo al resto que se extiende como un manto dorado sobre la almohada. Mis dedos acarician una vez más su frente y luego me siento hasta 

la culpa
creer que
es también culpa nuestra.

que la mañana se instala en la ventana. 

La mañana desnuda
los colores de la
violencia,

y ambas perdemos las sombras
los hilos 
por los que se desangra
su inocencia.

Un rayo de luz se aproxima hasta su cama sin animarse del todo a trepar por su cuerpo y mi brazo se desliza por esa ruta luminosa hasta dibujar una caricia difusa sobre sus piernas, 

tal vez cansada o derrotada
por tanta claridad, 
por primera vez 
    y junto a ella, 
    lloro. 

 
 

 

 

 


Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Obra Derivada 4.0 Internacional. Escritora Argentina

 

 

 

 
Agregar esta página a Mister Wong Compartir
Lobos
El sueño del agua
EL LOCO
Vértigo
HUCK
  Comentarios: 0      
 
Enviá tu comentario
Para dejar tu comentario debes ser miembro de Sintagmas.
 
 
 
 
 
 
ULTIMAS PUBLICADAS en Mi lugar |
  Todo lo que debes saber sobre los tratamientos de estética dental
NAF
 
  Como llevar mejor la cuesta de enero con conservas del Cantábrico
NAF
 
  Cinco conservas exquisitas para saborear en verano
NAF
 
  Cuánto se juega a la lotería de navidad
NAF
 
  Pirdras Blancas
Sociedaccion
 
  Mudanza a piso en Barcelona inesperadamente fácil
Contenidos7
 
  Los sabores de siempre en restaurante Alcalá de Henares
Contenidos7
 
  ¡Por fin nos independizamos!
Contenidos7
 
  Cerrado por reformas
Wombat
 
  Muro, paredón o después
puntoedu
 
  Topografía desconcertante
HeridaAbsurda
 
  Este es Lucas, ayudá a encontrarlo
Gorda
 
  Ya son Maravilla del mundo, las Cataratas de Iguazú
JulioH
 
  La sordera oficial
Wombat
 
  Cascarudos gronchos
Miura
 
  Sintagmas, sitio incontaminado
Gorda
 
  Como terminar algo que aun no a comenzado
maria bello
 
  Candela, una herida abierta
Gorda
 
  Buenos aires bajo la niebla
Primate
 
  Robar un banco y salir impune
Primate
 
  Deportes para el pueblo
JulioH
 
  Servicio doméstico
Rafa*
 
  Como en casa
Primate
 
  Tributo a uruguay
Rafa*
 
  Llamadas comerciales al teléfono
Duck
 
  El abrazo del Oso
andre_laplume
 
  A los perro les encanta jugar
achrafx
 
  Inspirado en las chicas Bond
Claudio
 
  Tragedia en el Teatro Colón
Arcadia
 
  Celebración bicentenario
Claudio
 
 
 
 
TAGS
literatura literatura latinoamericana María Claudia Otsubo escritoras argentinas escritoras latinoamericana narrativa argentina relatos poemas
 
 
  Contacto| Términos y condiciones| Anunciar en Sintagmas| Acerca de Sintagmas| Administrar|      
Copyright 2009 y actual de Sintagmas | Todos los derechos reservados