Me golpeó una tremenda ola, me pateó un caballo, me atravesó una bala, me aplastó una avalancha de barro piedras y arena, me pegaron toneladas de trompadas hasta desfigurarme el rostro, me sacaron dientes sin anestesia, me arrancaron las uñas, me insultaron como locos, me gastaron y se rieron de mi aspecto de mi forma de hablar, me revolcó en la playa una ola gigante.
Me echaron del bar, del club, de la peluquería, del trabajo, del cargo, de la dignidad, del barrio, de la ciudad, del país, me enviaron al exilio, me excomulgaron.
Nada de eso me hizo mella en realidad, un poco de dolor y de nostalgia.
Me golpeaste el corazón… y ya no late, hace ruido a lata.