Cada vez son más las personas que se animan a corregir sus dentaduras mediante tratamientos de ortodoncia, y en esta estadística puede estar hecho de que cada vez son tratamientos más estéticos, olivando los tradicionales brackets metálicos que ocupaban toda la sonrisa del paciente, para pasar a unos estilos mucho más disimulados a la vista.
En este sentido aparece la conocida como ortodoncia de incógnito, que no es otra cosa que una ortodoncia totalmente invisible para los demás, de la que sólo sabrá que la tiene el propio paciente.
¿En qué cosiste la ortodoncia de incógnito?
Se trata de una ortodoncia que utiliza brackets linguales, es decir, que están en contacto permanente con la lengua, ya que en lugar de colocarse en la parte frontal de los dientes, se coloca en la parte interna, es decir, por detrás.
La ortodoncia de incógnito es por tanto una modalidad que pasa totalmente inadvertida. Los brackets son personalizados para cada diente del paciente en el que se vayan a colocar, en lugar de ser unos brackets estándar para todos los dientes de todo el mundo.
Suelen fabricarse en oro por sus buenas propiedades para estas funciones. Ocupan menos espacio que los normales y al estar en contacto con la lengua y la saliva suelen limpiarse más fácilmente de forma “automática” por la función de retirada de restos de alimentos que realiza la lengua normalmente, lo que favorece mucho el mantenimiento de la buena higiene bucal del paciente durante el tratamiento.
Puede suponer un poco molesto al principio ya que hay que acostumbrarse a tener un objeto extraño en esa zona, pero es algo a lo que los pacientes se acostumbran al igual que con el resto de brackets.
El precio de este tratamiento es un poco prohibitivo, porque la ortodoncia de incógnito es la más cara del mercado debido a la calidad de los elementos utilizados y a la dificultad añadida que supone para el ortodoncista realizarla.
Si te interesa este tipo de ortodoncia no te olvides de preguntárselo a tu dentista cuando vayas a informarte.
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