En los cien años transcurridos entre 1900 y 2000, el mundo padeció, en cinco continentes, poco más de 130 conflictos armados, algunos duraron semanas, otros años; el más largo, dos décadas, la Guerra de Viet Nam (1 de noviembre 1955, 30 de abril de 1975).
Como toda guerra que se precie, la de Viet Nam ha sido un conflicto fatigado por la industria de Hollywood, entre alegatos, obras excelentes que han ganado un lugar en la historia del cine y bodrios; otro tanto pasó con la literatura, dos libros figuran entre mis preferidos: el primero es la novela Un chaleco de acero (espantosa traducción de The short timers, nombre con que, en el argot militar, se designan a los soldados que están próximos a recibir la baja); la novela fue llevada al cine por Stanley Kubrick con el título Full Metal Jacket (Nacido para matar, en inglés el título alude a las balas encamisadas o de vuelta completa que son las usadas en armas automáticas, de allí derivó la abominable traducción de la novela al español). El segundo libro es de cuentos, encadenados como si fueran capítulos de una novela, Las cosas que llevaban (1992, The things they carried), sin duda con un lugar destacado en lo que es literatura de guerra del siglo XX. En una antología personal sobre la Guerra de Viet Nam, agregaría dos fotos.
La primera es del 1 de febrero de 1968, mediando el conflicto; cuando Eddie Adams, fotógrafo de Associated Press, registró el momento en que Nguyen Ngoc Loan, general de la policía survietnamita, uniforme de combate, chaleco antibalas y camisa arremangada, le dispara en la sien derecha y a quemarropa a un prisionero Vietcong, de camisa a cuadros y mangas cortas, que acaba de ser capturado, con evidentes huellas de golpes en el rostro y las manos atadas a la espalda. Esta foto es la tercera de una secuencia de cuatro tomas: la primera y la segunda, cuando el cautivo avanza rodeado de soldados, y la cuarta, el momento en que el impasible Nguyen Ngoc Loan enfunda su revólver y el prisionero, de pantalones cortos negros y descalzo, en su último estertor, tiene las piernas encogidas y los dedos de los pies contraídos. Ejecución en Saigón fue ganadora del Premio Pulitzer del año siguiente y la imagen fue adoptada mundialmente, en propaganda y merchandising, por grupos pacifistas y antibelicistas como el símbolo de la crueldad del ejército de los Estados Unidos y sur vietnamita con los ciudadanos de Vietnam del Norte.
La segunda foto fue hecha cuatro años después de Ejecución en Saigón. El ocho de junio de 1972, un avión survietnamita arrojó una bomba de napalm en la aldea donde vivía Kim Phuc con su familia, la toma muestra como la niña, luego de quitarse las ropas en llamas huye en dirección al fotógrafo con los brazos abiertos y llorando de dolor. Está precedida por otros niños que lloran, todo el fondo, una humareda que envuelve a la aldea en llamas; entre los niños y la humareda, soldados indiferentes avanzan por la carretera en la misma dirección que ellos, a la izquierda de Kim Phuc y casi a la par, otro soldado, sin dejar de caminar, prende un cigarrillo. Ni bien hizo la toma, el fotógrafo Huynh Cong Út ─más conocido como Nick Ut─ la llevó al hospital donde los médicos se negaron a atenderla en virtud de que necesitaban un permiso de las autoridades militares; Nic Ut, le mostró su credencial de corresponsal y los amenazó de publicar sus nombres junto con la foto, Kim Phuc fue internada y lograron salvarle la vida. Al principio la foto fue rechazada por un editor de Associated Press por mostrar un desnudo frontal, y para colmo, el de una niña, pero luego fue publicada por considerarse que el valor del mensaje se sobreponía a cualquier reserva sobre la desnudez; no obstante el presidente Richard Nixon alegó que era una foto trucada. La niña del napalm fue ganadora del Premio Pulitzer del año siguiente; la imagen fue adoptada mundialmente, en propaganda y merchandising, por grupos pacifistas y por el gobierno norvietnamita quien, durante años, no le permitió a la protagonista continuar en el colegio por considerarla un testimonio viviente de la guerra. Años después Kim Phuc logró permiso para ir a Cuba para realizar estudios universitarios donde se casó; posteriormente, con su esposo, solicitó asilo en Canadá.