Que la Mole Moli es un personaje magnético ya no hay duda, pero no podía ser de otro modo, es exactamente la persona en la que se basaba el famoso personaje de Minguito, importado de Córdoba.
La misma fórmula, años después funciona de la misma manera.
Ya Minguito era un éxito de la misma forma, un personaje de pueblo, de extracción pobre con dificultades con el lenguaje, con carencias de todo tipo, surgiendo de la nada y mostrando una realidad del país en clave de humor.
La Mole Moli es una persona natural, exactamente el molde en el que se basó aquel famoso personaje.
Tinelli no hace otra cosa que el rol de los que rodeaban a Minguito, dejar que explaye sus particularidades aspectos del lenguaje y se toma con humor las ignorancias de la Mole Moli que con su frescura y sinceridad ha conquistado a la sociedad televisiva.
Es como desacralizar los mandatos público de mostrar “lo que debe ser”, para ser, sencillamente.
La Mole Moli vende autenticidad, simpatía y una identidad propia que no le causa complejos, que en manos de un astuto Tinelli, reformulan un modelo de humor que ya Minguito exploraba con éxito.
Mientras, hay personajes satélites, que sin percibir, en un principio la fórmula ahora remozada, se opone, llamando “primario” y otros epítetos a una persona que no lee esas palabras como insultos, sino como una realidad que no le causa mayores problemas.
Por el contrario, en esa pobre percepción de Moria, se ha echado al público encima y en la gala de Lunes 11 se vió que se dio vuelta sorpresivamente, calificó positivamente uno de los peores bailes que se le vió al personaje.
Mientras los más sinceros, Fort y Carmen, aunque se fueron a los extremos con sus notas, uno hacia lo menos arriesgado, nota alta, la otra hacia el abismo, nota baja, ambos en sus conceptos, mostraron que era ridícula la situación.
Graciela hace rato que es inimputable, ella es el “voto de pueblo”, según ella misma declaró en alguna oportunidad.
Pachano hizo aguas, pero no en esta gala solamente, sino desde aquella que llevado por la emoción paterna le puso un 10 a la hija, desde entonces que las hormonas no se le estabilizan y dice y vota cualquier cosa para borrar ese auto oprobio.
Como sea, el gran ganador Tinelli, con fórmulas ya probadas arrasa con el rating y con pavadas moviliza los espectadores, sembrando conflictos y reconciliaciones a mayor ritmo que la música que usa como excusa.
Lo que se dice una ficción casual, que evidentemente es hipnótica.
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