No le creo ni a Clarín ni a la Nación la propaganda anti K que usa la adhesión a la quita del subsidio para fingir poca adhesión al gobierno, pero “leo” en la propaganda kirchnerista la mención a la acción que sugirieron: renunciar a los subsidios.
Y la razón parece más que clara.
Los montos que una familia tipo tendrá que enfrentar se sale de un presupuesto magro, y mucho más de los bolsillos adelgazados de la clase media que hace rato se encuentra, apenas, por la línea superior de caer en la pobreza.
Doña Rosa, se hizo de un televisor, lavarropas, heladeras y otros productos en la administración menemista, y la que le siguió, tal vez, hizo uno que otro cambio de tecnología, pero lo cierto es que el crecimiento del consumo se hizo bajo condiciones económicas tan diferentes que el que no adquirió elementos que hoy lo colocan en una posición de confort, encontrará muy difícil remarla actualmente.
Pienso que es una mala estimación de la situación la solicitud de acogerse a los subsidios, en principio porque nadie era consciente del supuesto ahorro, el presupuesto familiar se reparte y nadie se pone a estima cuánto le “regalaron” desde el gobierno, sobre todo porque se lo quietan de otro modo, con impuestos que nadie sabe muy bien a qué corresponde, por ejemplo, nadie vio ninguna mejora en la ciudad con la que se haya beneficiado, las veredas están rotas, la ciudad congestionada, sucia, va empeorando su fisonomía, pero Macri, aumenta el ABL sin que haya ninguna aparente razón, pues no ha realizado ninguna de las obras que prometió y ni tan siquiera hay ningún plan.
Lo más visible que pasó, es que proveyó a los ociosos de bicicletas gratuitas, irónico porque son los que pueden comprarlas, y les armó un circuito de paseo por la ciudad, invadiendo zonas transporte que ahora se congestionan más que antes, lo que como consecuencia provocó que ahora esté amenazando con prohibir el ingreso de automóviles al microcentro.
Es decir, Macri generó algunas acciones, no es la única, cuya consecuencia resultó peor que el remedio.
Tiendo a pensar que la solicitud de acogerse al subsidio fue una decisión de naturaleza parecida, sin mucha reflexión o conocimiento de la situación real de los habitantes, generó un instrumento de autoinmolación que la población común no sólo no puede aceptar, sino que la hizo cuestionar el voto.
Quienes renunciaron al subsidio: ellos mismo, nadie más. Para la población común, aunque tenga heladeras, lavarropas y tv, esperan tiempos negros, cuando les suspendan todos los subsidios al que ya en rumores le dicen suicidios.
No sé a qué funcionario kirchnerista se le ocurrió la descabellada idea de que la población estaba dispuesta a suicidarse de esa manera, pero esto, en otros tiempos, le habría costado el puesto a alguien.
La renuncia voluntaria ha tenido, a los fines numéricos, prácticamente ninguna adhesión, en millones de usuarios, unos cuántos miles que son más bien funcionarios K, obligados por “nobleza”, a la mayoría le cae mal, lo que desde ya se toma como un despojo.
Qué lástima dijeron algunos, que no existe un Anonymous real, émulo del virtual, que sea capáz de torcer las decisiones gubernamentales que abusan de la sociedad indefensa.
Es en hechos como estos en los que el jefe de Gobierno, Macri, y los K, parecen dos caras de la misma moneda, ambos parecen del mismo jugo de la misma sandía, derramado en bocas distintas.
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