En días anteriores, estuve varias semanas en la sala de terapia intensiva, en espera de que un pariente recuperara su salud y volviera a estar entre nosotros recuperado en su totalidad. Pasar el tiempo ahí, hora tras hora, puede llegar a ser un poco cansado y estresante. Estar todo el día en el mismo lugar, sin poder moverte o sin poder hacer otra actividad hace que el tiempo pase mas lento. Y como no soy de las personas que se puede estar todo el día sentada sin hacer nada, encontré una forma mas amable de pasar el esos momentos en el hospital.
Como normalmente uno deja tantos pendientes en casa, alegando que no tiene tiempo para hacerlos, pues estuve pensando en alguna de esas actividades que dejas de lado por falta de tiempo para sentarte a hacerlo. Y encontré una que cumplía con todos los requisitos que estaba buscando: arreglar mis abalorios para bisutería.
Dentro de las actividades que me gusta hacer es crear mi propia joyería y hacer para regalar cuando se me presenta la ocasión. Pero por lo regular, no cuento con mucho tiempo para mantener ordenado mi material de trabajo. Así que le pedí a uno de mis hijos que me trajera al hospital uno de mis cajones y algunas cuantas bolsas de plástico de las que cierran por presión, para ahí guardar los abalorios.
Sentada en una silla y con el cajón sobre mis piernas, comencé a separar una por una, las pequeñas piezas que ahí se encontraban: cuentas de vidrio, cuentas de plástico, micro cuentas, pedazos de hilos, hilo elástico, chaquiras, terminales para bisutería (separando los broches, de los mosquetones y los cierres planos), alicates, chaquirones, etc., todos sobrantes de otros trabajos que había realizado anteriormente y que normalmente dices “ahorita lo guardo” “esto me puede servir para otro trabajo” “al rato que tenga tiempo lo pongo en su lugar” y así. Pasando las horas haciendo algo, el tiempo no se hace tan pesado, te mantienes ocupada y pensando en otra cosa.
Y cuando alguien llegaba a saludar, se ofrecían muy amablemente a ayudar un rato. Así terminé mas pronto de lo que imaginé de arreglar uno de los cajones que tanta desidia tenía de arreglar. Al ver que ese trabajo se hizo rápido, le pedí a mi hijo que me trajera otro cajón. Y así lo hizo. Me trajo un nuevo cajón y unas nuevas bolsitas con cierre. Así pase los siguientes días y en un abrir y cerrar de ojos, ya tenía arreglado los cajones en donde guardo todo mi material de trabajo.
Afortunadamente, mi familiar salió de terapia intensiva y lo pudieron pasar a piso con promesas de un pronto restablecimiento. La idea nos llenó de felicidad y por lo pronto , ya estoy pensando en otra actividad a realizar (tal vez tejer o cocer algún mantel o leer un buen libro), mientras estamos en el hospital esperando su total recuperación.
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