En el mundo actual, cada vez más personas se interesan por lucir radiantes, y es que en nuestra sociedad tener una buena imagen abre muchas puertas, y tristemente, una mala imagen las cierra aún con más facilidad. En esta ocasión nos centraremos en cómo la gente se preocupa por lucir una sonrisa bonita, con unos dientes perfectos.
Entre los tratamientos de estética dental más demandados encontramos las coronas dentales. Se trata de una especie de capucha que se pone sobre los dientes para cubrirlos y mejorar su aspecto y su utilidad. Es como ponerse un diente nuevo sobre el propio diente.
A diferencia de lo que ocurre con las carillas, las coronas cubren el diente completamente, por lo que además de mejorar su aspecto, también se utilizan para hacer los dientes más robustos y resistentes para su uso, en caso de que se encuentren demasiado desgastados.
Las coronas necesitan tallar el diente en el que se van a colocar, y una vez el diente esté con un tamaño menor, se construirá la corona y posteriormente se fijará de manera definitiva al diente.
La construcción de la corona dental dependerá del tipo de material con el que se fabrique. Podemos encontrar varios tipos:
- Metal: Muy resistentes aunque antiestéticas.
- Metal-Porcelana: Bastante resistentes y más estéticas, aunque puede quedar una línea metálica en el borde del diente y la encía.
- Porcelana: Muy buena estética, aunque menos resistentes.
- Circonio: Las mejores en relación resistencia estética, aunque también las más caras.
- Composite: Se utilizan de manera provisional mientras se fabrican las definitivas. Se ponen directamente sobre el diente una vez reducido para que el paciente no note la reducción mientras espera las definitivas.
Las coronas pueden utilizarse también para sustituir la pérdida de un diente sin necesidad de implantes, colocando una especie de corona formada por 3 dientes, siendo el del medio el diente que falta y los de los extremos los que se colocarán sobre los dientes que sí están. Esto se conoce como puente dental.
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