La Unión Europea se ha fijado como objetivo que en el año 2020 el veinte por ciento de su energía provenga de fuentes renovables. Esto significa que más de un tercio de la demanda eléctrica europea tendrá que ser renovable, y se espera que entre el catorce y el dieciocho por ciento de esta energía sea eólica. Estos objetivos solo se alcanzarán si se avanza en la eficiencia y fiabilidad de la energía eólica.
Uno de los principales problemas de este tipo de energía en la actualidad es el peso de la turbina y de las aspas. Se necesitarían aspas más grandes para generar más potencia eléctrica, pero cuanto más grandes sean antes se estropean y más difíciles son de transportar. Una línea de investigación está persiguiendo fabricar turbinas de poliuretano.
Se han utilizado elementos de poliuretano reforzados con vidrio en otras áreas como equipos agrícolas, equipos de construcción de alta resistencia y en embarcaciones, y se ha conseguido adaptar con éxito elementos de poliuretano a turbinas eólicas. Estos prototipos han demostrado en las pruebas ser ocho veces más duros, resistentes y ligeros que los modelos actuales, hechos de epoxi o vinilo.
Estas aspas más ligeras y resistentes permiten maximizar la producción de energía al permitir fabricar turbinas más grandes. Su mayor resistencia, mayor nivel de fatiga y mayor tenacidad superan los problemas derivados de vientos fuertes. Capturan mayor cantidad de energía eólica comparadas con sus predecesoras. La fabricación de estas nuevas aspas es económicamente viable porque se utilizan para ello materiales sostenibles. Incluso esta tecnología puede utilizarse para reequipar generadores existentes con aspas nuevas a un costo mínimo.
Entre los años 1990 y 2007 la producción mundial de energía eólica se ha multiplicado por 50, y se espera que sea 20 veces mayor en 2050. Europa produjo en 2009 163 TWh de energía eólica, lo que significa 106 millones de toneladas de CO2 menos. Esa cantidad de CO2 es equivalente a retirar el 25% de los coches de la Unión Europea de la carretera. Esta cantidad de energía es suficiente para alimentar a 82 millones de coches eléctricos.
Sin duda, el poliuretano ofrece una valiosa contribución en la optimización de la tecnología de la energía eólica.
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