A veces, nuestra definición de día libre consiste en algo tan sencillo como quedarnos en casa a leer o ver una película o, si tenemos ganas de salir, pasear o irnos a cenar algo con amigos y familiares. Sin embargo, los días libres, es decir, aquellos en los que normalmente trabajamos, sin contar los domingos, también podemos utilizarlos para probar nuevas experiencias. Una de ellas bien podría ser acudir a un centro de estética de Barcelona, donde, por añadidura, después tenemos numerosas opciones para irnos a almorzar o tomar algo, pues es lo que tiene esta ciudad siempre animada. Pero ¿Por qué un centro estético? La verdadera pregunta es: ¿Por qué no? Al fin y al cabo, nos ofrece sesiones completas de relajación y belleza y cuidado personal, y nadie rechazaría nunca eso.
De hecho, nuestro primer día en uno de estos centros puede consistir en solicitar masajes en Barcelona. Al fin y al cabo, desde el principio hemos hablado de aprovechar un día libre, sin rutinas ni responsabilidades laborales; y nuestro trabajo, bien lo sabemos, puede ser muy duro, ya exija mucho ejercicio físico, o agarrotarnos los músculos sentados durante ocho horas diarias en una oficina y tecleando frente a un ordenador. Un masaje, por tanto, puede ser, sin nosotros siquiera sospecharlo, justo lo que necesitamos para liberar toda esa tensión que acumula silenciosamente nuestro cuerpo, y de la cual solo somos conscientes una vez un fisioterapeuta profesional nos ha ayudado a eliminarla y a sentir, quizá por primera vez en mucho tiempo, un alivio auténtico.
Nuestra visita, en cualquier caso, no tiene que ser anecdótica ni limitarse a un masaje. Si nos ha gustado acudir a un centro estético, la próxima vez podríamos solicitar una cita no para un masaje, sino para probar alguno de los fantásticos tratamientos faciales de Barcelona, o cualquier otro procedimiento dedicado a mejorar nuestra estética y la autoimagen que recibimos al mirarnos al espejo. En otras palabras, nuestra autoestima. En resumidas cuentas, estos centros existen para que podamos sentir confort y, de rebote, vernos más guapos y guapas. Merece la pena probar varias veces al año.
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