Por desgracia para algunas personas, nuestro pelo es el que es. Es decir, la genética no puede cambiarse y si, por ejemplo, tenemos un cabello demasiado seco o excesivamente graso de manera natural, tendremos que adaptarnos, ya que poco podemos hacer para evitarlo. Lo que sí podemos conseguir, sin embargo, es aplicarle exactamente el tipo de cuidados que necesita. En el caso del pelo seco, un buen tratamiento para hidratarlo de manera óptima; y en el ejemplo del cabello graso, quizá debamos recurrir en primer lugar a un champú natural de pelo graso. En efecto, hemos dicho «natural», lo que en este contexto significa «sin químicos». Desde luego, si queremos tomarnos en serio el cuidado del pelo, hemos de saber a ciencia cierta cuáles son los inconvenientes principales de seguir utilizando productos industriales.
Los agregados químicos de la inmensa mayoría de champús, mascarillas y suavizantes del mercado son nocivos tanto para nuestras raíces capilares como para el planeta. Son, en todos los sentidos y contextos posibles, contaminantes. Sencillamente, estamos acostumbrados a este estilo de vida, a adquirirlos en masa, porque son cómodos y baratos, muy fáciles de encontrar. Sin embargo, el auge de los productos naturales diversos, desde aquellos cuyo objetivo es limpiar e hidratar, hasta aquellos diseñados para convertirse en un tratamiento para la caída del cabello, es innegable. Con el despertar de la conciencia medioambiental no solo se ha disparado el consumo de alimentos vegetarianos y veganos, sino los útiles ofrecidos por el mundo de la estética y el cuidado corporal.
Eso es positivo porque, en la actualidad, ya no podemos afirmar con la misma fuerza que un champú o un acondicionador natural no son tan sencillos de encontrar y comprar como aquellos que tienen químicos diversos; y, por añadidura, tampoco es tan cierto eso de que los productos ecológicos en este ámbito son más caros. Es innegable que paulatinamente están siendo más económicamente asequibles gracias a su éxito y que, además, siempre depende de la marca escogida, y no hay precisamente pocas entre las que elegir. En conclusión, cuidarse con esmero el cabello pasa por conocerlo y por adquirir buenos productos naturales.
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