No solemos pararnos a pensar en lo desligados que estamos de la naturaleza, al menos si vivimos en entornos urbanos. Pero así es. Nos rodean flores, plantas, árboles, pero ordenadas por la mano humana, en forma de parques y espacios verdes planificados, y no somos nosotros o nosotras los encargados de cuidar de esas vidas que parten de una semilla. De igual modo, compramos verduras, fruta y hortalizas en los supermercados sin tomar conciencia real, al menos más allá del plano inconsciente, de que alguien las cosecha con sus manos y sus instrumentos, sean estos más o menos modernos. Por esa razón es incluso más especial aún que, un día, decidamos dar un paso hacia cosechar y plantar nuestras propias vidas vegetales. Para ello, es imprescindible informarnos sobre un recurso básico: el abono orgánico ecológico.
No hay un plan de acción único para que nuestras flores, plantas o verduras crezcan sanas, pero sí consejos que, en todos los casos, deben situarse en la base de todo nuestro aprendizaje, que debe ser diario y constante. El hecho de invertir tiempo aprendiendo sobre los fertilizantes ecológicos, sus ventajas y sus usos, la enorme diversidad que existe en el mercado y cómo aplicarlos correctamente, es sin duda tiempo bien aprovechado. De hecho, no deberíamos ser impacientes respecto a nuestra etapa analítica inicial, esa en la que nos empapamos de teoría. Mientras más sepamos, y a más niveles de profundidad, con mejor criterio y menos posibilidad de error plantaremos luego nuestra primera semilla. No hay que olvidar que, aunque no se mueva ni hable con nosotros, es una vida la que está en juego.
Por eso, con el aprendizaje nos encaminaremos de manera progresiva hacia la desmitificación de muchas de las creencias erróneas que podemos arrastrar desde siempre respecto a la agricultura y la jardinería. Una de ellas es esta: hay que dar a los brotes agua en abundancia. Sí y no. Depende, para empezar, de la especie. Algunas, efectivamente, necesitan mucha agua, pero para otras esa misma cantidad puede ser perjudicial. Lo mismo vale, para concluir, con el abono ecológico: hay que saber elegir el apropiado.
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