Puede que tengamos la costumbre de salir a dar un paseo cada mañana o cada tarde, antes o después del trabajo, para despejarnos o para respirar un poco de aire puro, o tal vez tomar un poco de sol. Estos pequeños instantes de soledad bajo el cielo son incluso más importantes en la época que estamos viviendo, en la que la pandemia del coronavirus nos dice todo el rato que lo mejor que podemos hacer es salir de casa lo menos posible. La cuestión es que no todas las personas pasean de igual modo: algunas lo hacen a pie, y otras se desplazan en silla de ruedas, con la misma independencia y, por supuesto, sin restar ni un ápice de valor al paseo.
Si la persona con movilidad reducida en cuestión vive, por ejemplo, en el tercer o cuarto piso, no necesita de nadie para subir y bajar esos pisos y, en última instancia, ejercer su derecho a un paseo solitario. Solo hace falta que el edificio en cuestión sea accesible. A veces basta con un ascensor, pero otras la presencia de una salvaescaleras se vuelve imprescindible. Y, es bueno saber que los precios de salvaescaleras no son tan altos como podamos pensar. Soy de la opinión que, en todo edificio, incluso en aquellos con ascensores que cumplen con las medidas estándar adecuadas para ubicar sillas de ruedas, debería haber al menos una.
Las sillas salvaescaleras, a fin de cuentas, ayudan también a sortear pequeños tramos de escaleras, normalmente situados en los bajos, donde no llegan los elevadores. En estas áreas también debe haber rampas de acceso instaladas, un recurso de movilidad que tal vez veamos con mayor frecuencia en edificios públicos, como bibliotecas o áreas de la administración pública.
En cualquier caso, lo que es importante señalar es que ninguno de estos recursos sustituye al otro, todos se complementan entre sí porque proporcionan ayudas de desplazamiento similares, pero diferentes. Por tanto, la política de accesibilidad de cualquier edificio debe considerar la presencia de todos. Para concluir, si buscamos precios de salvaescaleras en internet, constataremos que bajo ninguna circunstancia pueden ponerse como excusa para no instalar estas imprescindibles sillas. Son razonablemente asequibles y su calidad asegura la rentabilidad futura.
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