¿Es la obtención del certificado digital de persona física uno de los mayores inventos tecnológicos y comunicativos de los tiempos modernos? No hay una respuesta objetiva a esa pregunta. Sin embargo, a la pregunta de si el certificado en cuestión ha facilitado la vida de todas aquellas personas que enfrentan tediosas responsabilidades burocráticas cada año, sí es posible aseverar sin posibilidad de réplica que sí. No cabe duda, por extensión, de que lo hemos notado todavía más desde los inicios de la pandemia del coronavirus, cuando la idea de confinarse y hacerlo todo desde casa, hasta el trabajo y el estudio, empezó a cobrar una importancia capital.
Más allá de la COVID-19 y su situación actual, sacar certificado digital online no solo es recomendable, sino que acaba por volverse obligatorio para todas aquellas personas que, por una razón o por otra, deben entregar documentación administrativa todos los meses o de manera trimestral. En este último grupo entran los impuestos, el IVA o el IGIC canario, de obligada declaración para autónomos y trabajadores por cuenta propia. Los impuestos se dividen en cuatro trimestres a diferencia de la renta, que solo se declara una vez al año. Imprimir y entregar las declaraciones en persona acaba convirtiéndose en una obligación agotadora.
También, como ya hemos dicho, innecesaria. Porque si finalmente tomamos la decisión de obtener firma digital online, lo único que tendremos que hacer es acceder a la web de la Agencia Tributaria, introducir nuestros datos personales y ya constatados en persona cuando decidimos conseguir nuestra clave, y llevar a cabo todo el proceso telemáticamente desde nuestro perfil privado en la sede electrónica. En solo diez minutos, sin movernos del escritorio de nuestro estudio o desde el salón de casa, habremos declarado impuestos, ahorrado papel y tinta, y ahorrado también un desplazamiento que siempre hemos podido evitar.
Pero, recordemos, el certificado digital no sirve solo para los impuestos. Con él podemos matricularnos en oposiciones de las administraciones públicas y en escuelas de idiomas, enviar documentos de urgencia y un sinfín de actuaciones más. El futuro de la burocracia efectiva se encuentra en internet.
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