Aunque seamos personas de ciudad, todos nosotros necesitamos, como mínimo, adentrarnos en la espesura de algún parque cada poco tiempo. Hay menos ruido, se respira mejor y nos sentimos acunados por la naturaleza misma, rodeados de árboles, flores y plantas. Nos podemos incluso llegar a preguntar de qué manera los jardineros abonan el terreno y plantan las coloridas flores que disfrutamos en cada época, soleada y lluviosa; y qué fertilizantes ecológicos son necesarios para aportar los nutrientes necesarios. Puede que, de hecho, nos lo preguntemos porque nosotros mismos tenemos ganas de llenar nuestro piso de ciudad de plantas.
Porque, aunque haya personas «de campo» y otras «de ciudad», lo que suele ocurrir con la mayoría de las personas es que necesitan de un sano equilibrio entre los dos extremos para sentirse tranquilos y satisfechos de su vida. Es natural: la ciudad nos aporta la modernidad necesaria para vivir en tiempos de comunicación masiva, sobre todo a través de internet; pero las flores, y por extensión la manera en la que decidimos plantar semillas en casa, adquirir el abono orgánico ecológico necesario y regar con agua junto al sol, nos conectan con sentimientos y emociones profundas.
Ha sido lógico y comprensible que mucha gente haya tomado la decisión de aprender jardinería en casa durante la caótica y triste época del confinamiento masivo. Aunque la pandemia de la COVID-19 siga vigente, en general ya no hay confinamiento, pero es probable que las emociones hogareñas descubiertas al plantar orquídeas, margaritas u otras flores en casa no se hayan esfumado. Precisamente porque, como ya hemos dicho, la naturaleza sabe cómo despertar algo profundo en nosotros, esa conexión intrínseca con la naturaleza que ya hemos mencionado varias veces.
En definitiva, investigar especies, comprar semillas, aplicar el abono ecológico elegido y controla día a día el crecimiento de la planta o la flor que plantemos en casa, suele ser un procedimiento bonito que merece la pena disfrutar a fondo. A fin de cuentas, estamos cuidando de un ser vivo que expresa sus necesidades de maneras muy sutiles y visuales, y ello siempre es bonito de ver.
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