Algo que nos suele gustar del otoño y del invierno es que llueve, al menos si es un buen año en ese sentido y cae suficiente agua. Nos gusta que llueva no solo porque sentimos que se limpian las calles de cualquier ciudad, sino porque sabemos que la tierra, agradecida, dará frutos. Por esa razón todo está tan verde durante estos meses del año, y por eso también nos sentimos más conectados y conectadas con la naturaleza cuando nos damos cuenta de ello. Por ese motivo, quizá también un día nos animemos a plantar nuestras propias flores en octubre, noviembre o diciembre, porque queremos tener en casa una porción de esa naturaleza colmada de vida.
Pero nuestra casa no es precisamente un bosque ni un parque natural, y no podemos lanzarnos de cabeza a la aventura de cuidar de una planta o de una flor sin investigar sus características, sus peculiaridades, los cuidados concretos que necesitará o los tipos de fertilizantes ecológicos que existen. Esto último es muy importante, tenemos que comprender que no basta solo con plantar una semilla en la tierra, y que los abonos ecológicos o el abono concreto que sea el idóneo para la especie que hemos decidido plantar, le aportarán, junto con el sol, los nutrientes necesarios para crecer y vivir fuerte bajo el techo de nuestro hogar.
Con respecto a la luz solar, debemos procurar que la maceta esté siempre en un alféizar o junto a un ventanal soleado. De nada sirve que nuestra planta sea una especie que necesita hacer una fotosíntesis constante si vivimos en una casa en condiciones de semioscuridad. En estos casos tampoco tenemos por qué renunciar a nuestro sueño de plantar algo, ya que hay plantas que se adaptan muy bien a la sombra.
Y, volviendo a los abonos, investigar sobre cuántos tipos existen en general y sus usos, como los abonos de cannabis, nos servirán también para tener una base sólida de conocimiento teórico sobre jardinería, ya que en el futuro quizá queramos probar con otras especies. En cualquier caso, es importante que nos lo tomemos en serio.
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