Si llevásemos a cabo una encuesta profesional para saber qué tipo de destinos prefiere la gente para vivir, que no para ir de vacaciones, nos encontraríamos con una realidad en absoluto sorprendente: las personas prefieren lugares muy diversos, y en realidad no hay un consenso. Esto depende de muchos factores, siendo uno de los más importantes el contextual: por lo general, las personas prefieren o bien lugares que les recuerden al hogar, o bien regiones o ciudades que sean completamente diferentes al lugar de origen, precisamente porque necesitan cambiar de aires. Esto, claro, en el caso de las mudanzas realizadas por el simple hecho de cambiar de residencia.
Por ejemplo, es lógico que una persona de una ciudad pequeña, de barrio o de pueblo encuentre maravillosa la idea de residir en Barcelona o en Madrid. De hecho, eso puede conducirlos a la contratación de unas mudanzas con guardamuebles en Madrid incluso aunque el sector en el que trabajen ofrezca empleo suficiente en su ciudad de origen. El cambio de paradigma es reseñable y las posibilidades de ocio, de cultura, de vida social, se multiplican. Pasear por una gran ciudad cuando no se está acostumbrado a ello puede convertirse, en definitiva, en un objetivo a largo plazo muy deseado por la gente que procede de zonas más modestas.
Sin embargo, en el caso de una persona residente de Madrid, puede ocurrir justo lo contrario. La polución, las aglomeraciones de gente y el peligro inherente a las grandes urbes en materia de seguridad pueden acabar cansando, y ello podría derivar en el deseo de contratar unas mudanzas a Leganés, por ejemplo, una opción sensata para quienes necesitan vivir en una zona menos agobiante y contaminada, pero no demasiado lejos de casa.
La mudanza, sin embargo, puede ser también más radical. La persona acostumbrada a vivir en las zonas más modernas de Valencia podría tomar la decisión de irse a Toledo, cuna del arte medieval y de la historia. Queda claro así que los deseos de mudanza, y sobre todo los deseos en cuanto a destino, cambian mucho en función de cada persona.
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