Bueno, estamos en las deseadas fiestas de Navidad para unos, y no tanto, para otros. Sea cual sea tu admiración o rechazo, tanto unos como otros tienen sus motivos y todos somos libres de vivir esos días como nos apetezca. Ni anuncios emotivos, ni luces adornando y dando luz a las calles y avenidas, ni las exquisitas y, a veces, tumultuosas comidas y cenas de Navidad; lo que de verdad es el espíritu de la Navidad es celebrarlas a nuestra manera y con quien queramos, hacer regalos o entregar abrazos, volver a casa por Navidad, permanecer en el sitio o salir a donde sea que nos apetezca pasar esos días; solos, en pareja, o en poco o mucha compañía; eso es lo importante, vivirlas como queramos vivirlas, no hay más.
Y, créanme, más de uno elegirá pasar esos días en otro lugar, vivir una nueva forma de pasar la Navidad, o no, simplemente, disfrutar de unos días de vacaciones. Unos se instalarán en unas villas en Menorca, otros en un hotel en Noruega, otros en un spa en Finlandia, o en unas casas en Menorca rodeados de naturaleza, un lugar idílico donde los pájaros entonarán los villancicos, el arrullo del mar nos llenará de emociones y sentimientos, y una exquisita caldereta de langosta hará las delicias de nuestro paladar.
Un alquiler en Menorca, desayunando un café humeante y un crujiente y delicioso turrón de chocolate o de almendras con miel y, cómo no, en la terraza de una villa frente al mar. A media mañana, unos rayos de sol calentando la arena, y nosotros, con los ojos cerrados y tumbados frente al mar. Y por qué no, un baño en el mediterráneo tampoco estaría nada mal.
Igual este año, en lugar de un frasco de colonia o una cena de cotillón con brillos y barra libre, este año nos vamos a Menorca; un billete a esta isla maravillosa, llena de paz, de amor, de luz, de alegría, justo, lo que proclaman la mayoría de los villancicos navideños.
Un regalo que, o bien venga de parte de nuestra familia, o bien venga de nosotros mismos, será un regalo para toda la vida, un recuerdo vivido en una isla que pocos conocemos y que está llena de rincones maravillosos por descubrir, calas para perderse y no encontrar el momento de partir y unas villas Menorca para sentirnos, simplemente, como en casa. ¿No les parece una buena idea? y si no, busquen lo que les haga felices.
|