Renovar las fachadas de edificios que tienen unos cuantos años de antigüedad, no solo se considera una mejora estética, sino que también es una cuestión que, aunque no afecte a la seguridad de propietarios y viandantes, mejora las condiciones de habitabilidad y responde a la normativa actual sobre la incorporación de un aislante térmico y acústico, sistema del que no disponen las edificaciones antiguas. Los sistemas para aislar térmica y acústicamente las fachadas, se introducen para minimizar las emisiones de gases nocivos para la atmósfera. Ya que, gracias a los aislantes en fachadas, se reduce notablemente el consumo de electricidad, calefacción, aire acondicionado... Estamos hablando que podemos llegar hasta un ahorro de energía del 20, o incluso, el 30%. Como vemos, el ahorro es muy considerable.
Además, llevar a cabo una rehabilitación de fachada con aislante térmico y mejorar la estética de la pared frontal, no solo nos ofrece el beneficio que hemos comentado, sino que influye en la valoración de la vivienda; de tal modo que, si en el presente o en el futuro, queremos vender o alquiler, su valor será mayor que si no hubiéramos acometido esa reforma. Con las obras de rehabilitaciones de fachadas, tendremos un edificio sostenible y mucho más atractivo a la vista.
A modo informativo, sabemos que en los años 80 se comenzó a aislar térmicamente las fachadas, pero el grosor era mínimo, 2 cm a lo sumo; en los 90 se subió el grosor del aislante a unos 4 cm; la dimensión y la calidad de los materiales aislantes fue creciendo y mejorando, hasta llegar en la actualidad, en torno a los hasta 12 cm.
Entonces, colocar un aislante térmico exterior en las rehabilitaciones de fachadas que muestran un deterioro evidente por el paso de los años y la acción de la climatología, disminuye el gasto en la factura de la luz, minimiza las emisiones nocivas al medioambiente, nos aísla del ruido exterior, revaloriza el inmueble, mejora la calidad de vida de los residentes, protege la estructura del edificio frente a las lluvias, la polución, los cambios bruscos de temperatura, no supone incomodidad para los propietarios e inquilinos ya que los trabajos a realizar no invaden los espacios interiores de las viviendas, y por último, su mantenimiento es mínimo.
Al acometer obras para las rehabilitaciones de edificios, garantizamos el buen estado del inmueble por muchos años más. ¿No creen que merece la pena rehabilitar?
|