Lo que entendemos como “don” es cierta predisposición genética a realizar actividades mejor que la mayoría, que suelen necesitar un esfuerzo extra para llegar al mismo nivel. Hay muchos “dones”, claro: el de saber dibujar, el de saber escribir, el de sacar fotografías precisas y perfectas, etc. En realidad, a mí me gustaría hablar de uno que no tiene demasiado valor artístico, pero que es muy útil y funcional; tanto, que más de uno querría tenerlo si supiera los frutos que puede dar. Me estoy refiriendo a saber con un simple vistazo cuánto puede costar un objeto a juzgar por sus imperfecciones, sus años de vida y el material del que está hecho. En otras palabras, me estoy refiriendo al noble y antiguo arte –o don– de “tasar a ojo”. Muchas personas que “tasan a ojo” se dedican a negocios lucrativos relacionados, claro está; pero, sin duda, el que más lucrativo está siendo en los últimos años es el de la compra de relojes en España.
Ustedes dirán que qué tiene eso de especial, puesto que en España hay un sinfín de relojerías. No me estoy refiriendo a una relojería normal y corriente que vende los últimos modelos de las mejores marcas a precios desorbitados, sino a relojes que se dedican a comprar relojes en Madrid, en Asturias, en Barcelona, en Valencia, en Andalucía y en cualquier lugar donde haya una persona dispuesta a comprar un reloj a buen precio... O a venderlo. Porque así es como funciona, y por eso les he estado hablando del hecho de saber tasar objetos: una persona vende un reloj que ya no le interesa, el relojero lo tasa para ver cuánto puede costar, y acto seguido aparece una persona a la que, por ejemplo, le interesa comprarse un reloj en el Barrio de Salamanca. Ya lo he dicho: el lugar da igual, estos negocios suelen desplazarse a donde haya clientela fiel.
Para eso, obviamente, tienen que tener una página web en la que dicha clientela pueda buscar más información sobre el producto; y para muestra, un botón: http://vendoreloj.es/
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