Si ustedes saben algo de marketing, sabrán que cada negocio, cada empresa, se vende de una forma diferente y utiliza campañas variopintas en función del producto que venden o del servicio que ofrecen. Una empresa de informática nunca podrá promocionarse como un herbolario, por ejemplo, y eso implica diseñar un estilo completamente diferente en ambos casos: el de la empresa de informática, seguramente minimalista, destacando los colores blanco y azul eléctrico; y el herbolario, haciendo mucho uso del verde y quizá del marrón, y explotando como nunca las fotografías de paisajes relacionadas con los bosques. Aun así, ambas campañas podrían coincidir en el minimalismo, pero siempre de maneras diferentes. El uso del color, por ejemplo, ha de estudiarse bien, pues la teoría del color afirma que los distintos colores que percibe el ojo humano generan, por lo general, diferentes sensaciones en nosotros. Nunca será lo mismo una combinación de negro y rojo, que seguramente nos resulte misteriosa o inquietante, que el uso de tonos pastel, más infantiles y agradables a la vista.
Y hablando de vista, también hay negocios que precisan ser mucho más visuales en el sentido del uso de imágenes. Un periódico o una editorial a lo mejor no, a lo mejor precisan de captar la atención del cliente potencial mediante largos escritos literarios; pero una tienda de dulces sí que necesita mostrar fotos de sus productos. Es más, voy a ir un poco más lejos y hablaré de los trabajos relacionados con el sexo; y no solo los sex shops, sino el trabajo sexual, como el de las chicas escorts de Barcelona. Si ahora se deciden a entrar en internet y buscar «escorts de lujo de Barcelona», es altamente probable que encuentren al menos una web con fotos de las mujeres escorts que trabajan allí. Es normal, puesto lo que se ofrece, en este caso, es la compañía de las señoritas. Pero les digo una cosa: vivimos en una sociedad que cada vez abusa más de la imagen y relega la palabra a un segundo plano, así que yo diría que todo negocio es ya claramente visual.
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