Usamos el reloj para múltiples tareas: para organizar nuestro trabajo, para no llegar tarde a una cita importante, para levantarnos a nuestra hora si necesitamos un despertador, para calcular cuánto queda para que empiece nuestro programa de televisión favorito, para tener en cuenta cuándo ha llegado la hora de acostarnos, para saber cuánto está dando un partido de tenis... Y muchas cosas más. En resumen, para organizar nuestra vida. Sin embargo, y si se fijan con atención, la mayor parte de las cosas que he mencionado tienen que ver con responsabilidades. Porque las cosas como son: cuando no las tenemos, y cuando estamos más preocupados por divertirnos y relajarnos que por hacer otras cosas, nunca tenemos en cuenta ni la hora ni el reloj; y es entonces cuando nos da la sensación de que el tiempo ha pasado volando. Es lo que suele ocurrir cuando lo pasamos bien, en definitiva.
Pero el reloj puede servir para medir algo que estamos haciendo también para relajarnos y divertirnos. Un deportista les diría que para calcular cuánto tiempo han estado braceando en una piscina, haciendo footing o corriendo en la cinta del gimnasio, pero un cocinero diría esto otro: «un reloj puede servir para medir el tiempo que pasan friendo una chuleta, haciendo una salsa, cocinando un pavo o esperando a que un postre esté frío y listo para comerse»; y así es. Por eso, hay multitud de lugares en los que se pueden comprar relojes en España, y todos esos relojes no solo son tremendamente útiles para las personas que trabajan o los deportistas, sino para los cocineros; ya sean los que viven de ello o los que cocinan por placer.
Por eso, un cocinero de la capital puede comprarse un reloj en Madrid si quiere; e incluso encontrará tiendas en pleno centro y podrá comprarse un reloj en el Barrio de Salamanca si busca adecuadamente más información en http://www.vendoreloj.es sobre precios y tiendas. La moraleja de todo esto es que divertirse sin tener en cuenta la hora es buena idea, pero no siempre es malo fijarse en el tiempo que transcurre.
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