Las grandes ciudades se distinguen de los pueblos más pequeños en muchas cosas, pero una de ellas es la red de transporte. Por lo general, muy pocos transportes públicos trasladan personas de una ciudad a un pueblo remoto y viceversa, de modo que la gente del campo suele tener que buscarse la vida y rara vez algún habitante no tiene carnet de conducir o vehículo propio. Por otra parte, hay muchas más opciones de desplazamiento en una gran ciudad; así, tenemos no solo los autobuses de rigor, un sinfín de líneas que conectan cada rincón de la urbe, sino también el metro, algunas veces el tranvía y, claro está, los taxis. Los taxis, esos grandes olvidados porque mucha gente los considera un medio de transporte snob. No obstante, merece la pena pagar un poco más en ocasiones si, por ejemplo, vamos a una fiesta, como una boda o un bautizo, y no queremos destrozar nuestro vestuario en un autobús repleto o en un metro asfixiante.
Además, me parece injusto considerar así de mal los taxis cuando en muchos lugares del mundo funcionan de manera envidiable. Los taxis de Rivas, por ejemplo, suelen ser económicos, numerosos y accesibles, pues, al menos desde mi experiencia, raro era el sitio en el que no me encontraba con un punto de encuentro de taxis, por así llamarlos. Además, por lo general los conductores que me llevaron al lugar deseado fueron amables conmigo y me dieron conversación. Y no solo eso: si entran en http://www.taxi-rivas.com/ para buscar más información sobre el funcionamiento de los taxis en Rivas, se darán cuenta de que no les costará nada encontrarla, dado que la web está bien construida y está pensada de forma eficiente para que el cliente interesado encuentre exactamente aquello que desea saber en cuestión de segundos.
¿No tienen ganas ahora de probar a subirse en un taxi de Rivas a ver qué se siente? Pues si algún día van de visita, ya saben: háganlo. Porque los taxis también son los mejores amigos de los turistas y en ningún viaje que se precie se prescinde de ellos.
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