Aunque intentemos negárnoslo a nosotros mismos, en nuestro interior persiste un clasismo inculcado del que la mayor parte de las veces no somos conscientes. Es normal: desde que somos pequeños, nuestros padres, familiares y figuras de autoridad nos enseñan a creer que el éxito de la vida es entrar en la universidad, tener una carrera de prestigio y, naturalmente, convertirse luego en un emprendedor, un trabajador que ascienda desde la base obrera hasta la cúspide burguesa y capitalista del poder. Eso es mentira, así es como lo digo, y seguro que los lectores mínimamente concienciados que lean esto estarán de acuerdo conmigo. Nada nos hace mejor que un barrendero, que un ama de casa o que un limpiacristales, puesto que el trabajo no define ni por asomo lo que somos como personas; y no solo eso: ninguno de ellos puede decidir que somos unos incultos o personas muy sabias, puesto que un ilustrado con dos carreras puede ser un ignorante y una persona con estudios básicos, un autodidacta.
Es por ello que a mí me gustaría hoy alabar una profesión en concreto: la de los conductores que ganan su dinero, y bien merecido, llevando a las personas de un lado a otro por algún motivo concreto. Por supuesto, todos nosotros estaremos pensando en los taxistas o en los conductores de autobús, pero me gustaría mencionar, sobre todo, el oficio de los que trabajan en los alquileres de vehículos con conductor. Las personas que trabajan en este campo, del cual tienen más información en Clasiautos, se dedican a trabajar para personas concretas y para eventos particulares; como, por ejemplo, el mero hecho de llevar a una novia al altar el día de su boda o un tour por la ciudad para un amigo que viene de lejos y que nunca ha estado en el lugar donde vivimos.
Alquilar un coche con conductor puede ser una actividad apasionante, pero debemos tener en cuenta que los que trabajan en esto de los coches con conductor son personas igual de respetables que nosotros. Nos están prestando un servicio que, de otro modo, no tendríamos.
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