Podríamos decir que lo más bonito de una ciudad, lo que da la cara por ella, no es que sea muy grande o que tenga muchos eventos culturales, sino su aspecto exterior. Esto puede parecer frívolo y banal, pero es decisivo en áreas tan económicamente sensibles como el turismo: una buena fachada, una fachada bonita y bien cuidada, es lo que hace que un turista elija un hotel o tenga ganas de pasear a lo largo y ancho de las calles de una ciudad. Es posible, de hecho, que esa variable sea incluso más determinantes que otras de gran peso, como la gastronomía o los paisajes naturales. Esto no solo vale para el aspecto exterior de cualquier edificio público de renombre, sino para nuestras propias casas. Y es que un edificio de aspecto abandonado, aunque realmente no lo esté pero claramente lo parezca por esas fachadas poco cuidadas, es lo que determina también que una persona decida mudarse a un piso en dicho edificio.
Afortunadamente, la tarea de reparar o mejorar ese aspecto exterior no depende de nosotros ni de nuestras manos inexpertas, sino de las empresas que se dedican a rehabilitar cubiertas de edificios. Este tipo de negocios suelen ofrecer un completo a un módico precio; y no solo con el objetivo de, en efecto, embellecer una fachada, sino también con el de rehabilitar edificios con el fin de ampliar el espacio de una habitación y, por lo tanto, mejorar el tamaño de una casa y sus posibilidades en cuestiones de espacio. Si cualquier lector interesado en ampliar el salón de su casa o construir un balcón bonito para poner muchas flores lee esto, es posible que las otras ventajas, las de embellecer el propio vecindario de la calle y, por lo tanto, contribuir a la estética de toda una ciudad, le terminen de convencer. Y si todavía hay algo que no huele bien, personalmente creo que basta con buscar más información en Internet para darse cuenta de que, en efecto, las empresas de rehabilitación de edificios suelen ser fiables. Desde luego, sí merece la pena probar una vez.
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