La gran mayoría, por no decir la totalidad, de los edificios construidos hace más de 15 o 20 años no tienen sistema de aislamiento y si lo tienen, se podría decir que deja mucho que desear, no es el adecuado. También es cierto, que en esa época no se daba la importancia que se debía a la cuestión del aislamiento térmico y acústico de los edificios, no estábamos debidamente concienciados con la importancia de la reducción de emisión de gases nocivos para el medio ambiente, un acto beneficioso para el planeta y para nosotros, los inquilinos y propietarios, ya que esta medida repercute en el ahorro mensual del gasto eléctrico de la vivienda, además de que si en un futuro, nos planteamos vender la casa, tendrá un mayor valor económico. Si todo son ventajas, ha llegado la hora de pasar a la acción.
Lo primero que tenemos que hacer es buscar empresas que se dediquen a esta actividad, si ya conocemos alguna ¡perfecto! pero sino, podemos visitar páginas web de empresas de construcción que hagan rehabilitaciones de fachadas con aislamiento térmico. Podemos empezar asesorándonos y pidiendo presupuesto en www.hermonrehabilitaciones.com cuentan con un equipo de profesionales de electricidad, fontanería, carpintería, gas y calefacción, es decir se ocupan de todo aquello que tiene que ver con las reformas y las rehabilitaciones de fachadas, impermeabilización de cubiertas y tejados. Años de experiencia, equipo de expertos en cada sector, maquinaria adecuada para todo tipo de trabajos, son la garantía de un trabajo bien hecho. Las rehabilitaciones cuestan un dinero, pero debemos verlas más que como un gasto como una inversión a largo plazo.
Cuando se procede a reformar una fachada deteriorada por el paso de los años, el costo más elevado se lo lleva la preparación, andamios, permisos, cortar calles etc, por eso, es un buen momento para aprovechar la reforma, añadiendo un aislamiento térmico adecuado que convierta nuestro inmueble en un edificio sostenible, desde el punto de vista energético y más valorado. Es un gasto extra pero merece la pena, lo que hemos invertido, lo iremos recuperando mes a mes con la factura eléctrica, además de que ganaremos en bienestar y confort.
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