El sensualismo, el erotismo, la búsqueda del placer, han sido algunas de las grandes aspiraciones de la humanidad desde tiempos remotos; desde que nuestros ancestros tenían pelo y distaban de caminar erguidos, más concretamente. ¿Quiero decir con esto que las personas somos individuos simples y sujetos a nuestros impulsos? No del todo, aunque en parte sí; porque el placer, que nos llega a través de los sentidos, quizá sea lo más elemental que tenemos, pero también es lo que nos hace sentir vivos e incluso aprender. ¿Qué sería de la vida sin disfrutar de esas pequeñas cosas? Algunos filósofos famosos de la Antigüedad Clásica, como Epicuro de Samos o Diógenes de Sinope, bien lo sabían, e intentaban centrar su vida en ese vórtice de apetitos naturales; como lo son la comida, la bebida o el mero acto sexual.
A todos nos gusta comer y beber, pero si tuviera que seleccionar un placer que ha sido siempre el eje central de vidas individuales y sociedades de toda clase, diría que es justamente el tercero que he nombrado; o sea, el del acto sexual. Algo tiene el sexo que se traduce en poder: quizá que todos, o al menos la mayoría de nosotros, sucumbimos con suma facilidad a su influencia; tal vez porque es una manera de abandonar durante unos instantes la esfera terrenal para ingresar en el plano del misticismo, de lo divino, de la comunión con Dios o con el cosmos; o quizá sea que muchos de nosotros lo concebimos como la máxima expresión del amor. Sea lo que sea, esta necesidad se aprecia hasta en las cosas más tontas, como lo puede ser un sex shop online.
Con la llegada de internet y de las telecomunicaciones más vanguardistas, queda patente que el sexo es uno de los temas más buscados y preferidos de personas e internautas; y sí, el traslado de las tiendas eróticas, antes físicas, al mundo virtual es un claro ejemplo de ello. Y en numerosas tiendas online de esta temática -por ejemplo, http://www.sensualplanet.es, en la que hay mucha más información- podemos adquirir multitud de artículos eróticos.
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