La Navidad, época de consumismo, de estrés, de exceso de luces, de frío, de kilos de más y de niños que exigen cosas. No obstante, también es la época de hacer regalos a las personas que quieres, de disfrutar con el aspecto de cuento de hadas de cualquier ciudad, de ponerse bufandas, guantes, boinas y abrigos preciosos y muy calentitos; de comer y beber mucho y muy bien y de enternecerse con la ilusión de los más pequeños ante la inminente llegada del barbudo entrañable y de los tres señores de Oriente. Las fiestas son, en definitivo, un cúmulo de emociones encontradas; y en función de la suerte -la económica, la de la familia que te haya tocado, la de tu propio talante natural-, es normal que unos las disfruten más que otros. En cualquier caso, hay algo en lo que coinciden todos en estas fechas: en la comida y en la bebida. Sí, eso nos gusta a todos, sean cuales sean las circunstancias.
Y digo yo, ¿y si en lugar de destrozar la cocina por completo para preparar una cena inolvidable no nos soltamos el pelo por una vez y, sin comerlo ni beberlo -y nunca mejor dicho-, nos relajamos y dejamos que otros cocinen por nosotros? ¡Imposible!, dirán ustedes, ¡porque mi familia cuenta con que este año me toque a mí! Bueno, yo no estoy hablando de delegar la responsabilidad de la cena de Noche Buena en otro miembro de la familia, sino en cocineros profesionales. ¿Todavía no me siguen? De acuerdo, situémonos, por ejemplo, en Torrejón. ¿Acaso no hay restaurantes en Torrejón la mar de hogareños que también podrían organizar, si no una cena de Noche Buena, por lo menos sí una comida de Navidad, o un almuerzo de Año Nuevo?
En fin, todo es cuestión de preguntar. En cualquier caso, lo que es innegable es que solo en Torrejón hay restaurantes fantásticos en los que se puede organizar de todo, como una comida de empresas o una celebración de comuniones. Me gusta poner ejemplos que permitan el acceso a más información, así que allá va: http://www.restauranteelcaseron.com.
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