Las rehabilitaciones de edificios son un tema complicado, máxime cuando se trata de rehabilitar un edificio de una comunidad de vecinos dónde es necesario un consenso común para proceder a una obra de tanta envergadura. Si dejamos al margen la urgencia de la rehabilitación por haber sucedido problemas graves como el desprendimiento de parte de la fachada o problemas con la impermeabilidad de las cubiertas o tejados que acarrean humedades y la aparición de moho con los subsiguientes inconvenientes para la salud de los propietarios, es muy complicado que una comunidad de propietarios decida rehabilitar el edificio, debido a su reticencia a tener que asumir una derrama considerable.
Sin embargo, debe prevalecer la máxima de que más vale prevenir que lamentar. Si nos demoramos en proceder a una rehabilitación integral del edificio, casi con toda seguridad, deberemos enfrentarnos en un futuro a una problemática mucho más grave, peligrosa y costosa.
Para evitarlo, lo primero sería convocar una junta de vecinos para informar sobre los daños y deficiencias que soporta el edificio y proponer la actuación de un técnico especializado en rehabilitaciones para con posterioridad solicitar presupuesto de obras a varias empresas de rehabilitaciones. Internet es una fuente de información que podemos utilizar si no sabemos qué empresa contactar. Para más información
Una vez comparadas varias ofertas y que hayamos seleccionado la empresa adecuada, la buena noticia es que y, siempre antes de acometer las obras, podemos solicitar subvenciones y ayudas. Ahora viene la ejecución de la rehabilitación del edificio que, una vez finalizada, y con un acta de finalización de dicha obra, podremos proceder a reclamar dicha subvención.
Rehabilitar edificios es algo serio y hay que ponerle remedio antes de que sea demasiado tarde. Al rehabilitar, no solo evitamos males mayores con graves consecuencias sino que además estamos contribuyendo a la mejora del medio ambiente y a ahorrar en la factura de la luz, agua, gas.
Un edificio rehabilitado trae mayor confort, estado de bienestar y salud a sus inquilinos además de incrementar el valor del inmueble en el mercado y convertirlo en un edificio eficiente, energéticamente hablando.
Lo dicho, más vale prevenir que curar. |