La mayoría de nosotros nos saltamos la sección de sucesos cuando leemos el periódico, o eso quiero pensar; al menos, desde mi experiencia me parece que es así, porque cuando comento las noticias leídas con familiares, amigos o compañeros de trabajo, la cosa siempre se centra en política, economía, arte e incluso anuncios, pero nunca en sucesos. Y, sinceramente, empiezo a pensar que deberíamos empezar a leer más esa sección. Es verdad, no necesitamos hacerlo para saber que día sí y día también ocurren desgracias y cosas horribles en el mundo; que si secuestros, que si asesinatos, que si... robos. Sí, robos hay muchos, y como comparado con los otros delitos ese no parece tan grave, tengo la desagradable sensación de que solemos considerarlo un delito menor.

Eso creía yo hasta que ayer leí sobre el atraco a un establecimiento regentado por una familia. Nadie salió herido, pero entre los rehenes había una niña pequeña, hija del matrimonio, y pensé en el terrible trauma que habrá supuesto para esa chiquilla verse en esa situación. ¿Un delito menor? Puede, pero me gustaría verles a ustedes, y a mí mismo, en esa situación; dudo mucho que pensásemos que no es para tanto entonces. Y lo terrible del caso es que el suceso se podría haber evitado si la familia hubiese dispuesto de un sistema de vigilancia adecuado. Bueno, sin el “adecuado”: ¡es que no tenían sistema en absoluto! ¿Lo ven? A eso me refiero; si leyésemos más sobre estas cosas, estaríamos prevenidos y tal vez nos diésemos cuenta de la importancia de las alarmas de seguridad en domótica.

Y no solo de las alarmas, sino de las cámaras de vigilancia; en un bar, en una tienda de veinticuatro horas, en una tienda de ropa, en una librería y en nuestro propio hogar. Estamos tan acostumbrados a acomodarnos y a no temer ni por nuestra vida ni por nuestras cosas que pensamos que nunca nos va a ocurrir a nosotros; hasta que ocurre. Piénsenlo bien, porque lo que es yo, en cuanto pueda pienso instalar todo lo necesario para proteger mi casa.

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