Quien no tiene un teléfono móvil hoy en día, no tiene nada. Es la pura verdad y lo sabéis tan bien como yo, que en su día me resistí lo suyo a tener uno. Nunca he sido de hablar por teléfono, la verdad; si ya me da pereza hablar en persona, imagínense a través de un aparato. Cuando alguien me telefonea, me siento igual que si un desconocido -o incluso amigo- se colase en mi casa por una ventana; o sea, lo concibo como una invasión a la intimidad. Y cuando me toca a mí tener la obligación de telefonear a alguien, ya sea porque tengo que llamar al banco o a un amigo para quedar porque no hay forma de localizarlo, siempre retraso el momento. Y cuando establezco comunicación por fin, soy muy monosilábico e intento que la conversación dure lo menos posible.
Se preguntarán entonces que por qué necesito un teléfono móvil si tanta manía le tengo, supongo; pero creo que cualquier persona poseedora de uno de último modelo sabrá por qué: hoy en día, los teléfonos móviles no son solo eso y han evolucionado a pequeños ordenadores. Con ellos se puede escuchar música, hacer fotos y navegar por internet, entre otros usos, y a mí eso me parece útil y muy práctico. Por no hablar del WhatsApp... Buf, para las personas como yo, que preferimos escribir a hablar, eso es una ventaja y todo un alivio. Por eso, un día me desperté y tomé la decisión: ahorraría dinero y me compraría un iPhone. Podría haber apostado por uno más barato, pero mi idea cuando me compro algo así es que me dure, si no para toda la vida, por lo menos cerca.
De todas formas, hoy en día se pueden comprar móviles libres baratos y eso de “barato” incluye a los iPhones, de modo que no hay ninguna tragedia. Miren si no aquí: http://www.andorrafreemarket.com/telefonia-tablets-e-books/telefonos-moviles.html/; en esa web tienen información a fondo de precios, de modelos y de facilidades relacionadas con los móviles libres. Fue la primera web que descubrí cuando busqué y me ha ayudado mucho. |