Hoy, estoy aquí escribiendo esto porque me gustaría contarte a ti, lector, alguna que otra cosa sobre los perros de rescate. Tal vez ahora mismo estés sonriendo, pensando que, con toda probabilidad, te voy a empezar a contar cosas de Rex, el perro policía; o, sencillamente, me voy a pasar escribiendo todo el tiempo que estos perros, a pesar de estar entrenados y ser muy dignos, no dan miedo, sino que son tan adorables y peludos como cualquier otro. Como se da la casualidad de que no soy ninguna pija y sensiblera “periodista” de prensa rosa o amarillista, lo que voy a contarles no es nada de eso, sino que intentaré explicar, con pelos y señales, qué es eso del denominado método Arcón.
Bueno, con pelos y señales siempre dentro del límite que marca lo que estoy escribiendo, claro está. No pretendo hacer una tesis, ni quiero que te empolles el temario del examen de mañana, lo único que quiero es que sepas qué es y qué repercusiones tiene para los aliados perrunos de la ley. Y como no me gusta explicar las cosas así, sin ton ni son, y sin ofrecer ninguna fuente de información, te voy a pedir que, antes, pulses aquí, en esta web, y le eches un vistazo a fondo: http://metodoarcon.org. No dudo de mi capacidad para explicar las cosas, pero sí te digo que nada de lo que yo cuente con mis palabras va a estar tan bien explicado como en esa web. Dicho esto, creo que podemos comenzar. ¿Estás preparado? Pues siéntate, que si tienes mascota o simple curiosidad por saber cosas nuevas, es posible que esto te guste.
El caso es que este método, creado por el investigador Jaime Parejo García, es una especie de programa oficial que pretende entrenar perros para la búsqueda y detección de drogas y explosivos, entre otras muchas cosas. Por lo tanto, podemos deducir que hay dos tipos de equipos, o sea, de agrupaciones de canes que reciben formación para ese cometido: los perros detectores de narcóticos y los que son capaces de localizar, como ya he mencionado, dinamita y similares. |