Lo que me enamoró de mi novio fue, en parte, que siempre ha sido una persona muy curiosa: cuando le hablan de un tema que no domina o que desconocía, siempre muestra mucho interés en aprender de qué va y las cosas básicas sobre él. Sin embargo, después de llevar un año saliendo con él, tengo que admitir que ese lado de su carácter a veces cansa mucho. Nunca lo había pensado conscientemente, pero ayer, cuando fuimos a una ferretería enorme que hay en la ciudad para comprar algunas cosas para la casa -porque vivimos juntos-, me di cuenta de que puede llegar a ser muy pesado.
Porque, buscando y buscando lo que necesitábamos, nos metimos en un pasillo en el que la luz casi nos dejó ciegos. A mí se me escapó en voz alta la pregunta siguiente: “¿Pero esto qué es?”, y ahora me arrepiento; porque, casualmente, un chico de la ferretería que estaba ordenando estantes en ese pasillo me escuchó y, con una sonrisa enorme, me comunicó que aquello era la zona de iluminación led (diodo emisor de luz), entre otras cosas relacionadas. Todo debería de haber quedado ahí y mi novio y yo tendríamos que haber seguido buscando lo que necesitábamos y ya está, pero no fue así.
Porque, de buenas a primeras, se interesó mucho por las últimas novedades en fuentes de alimentación que se vendían allí. No solo había iluminación normal, no, sino aparatos electrónicos de la gama o del tipo led driver, y claro, como a mi novio todo eso le sonaba a chino, no pudo evitar pasarse media hora preguntándole al dependiente qué era, para qué servía, cuáles eran sus ventajas y, en última instancia, cuánto costaba todo. Cuando se dio cuenta de que estaba enfadada, lo dejó y pudimos hacer lo nuestro, pero en cuanto llegó a casa se metió en www.olfer.com y siguió investigando el asunto. No tiene remedio. |