Un turbo, también conocido como turbocompresor, es un sistema de sobrealimentación que sirve para otorgarle mayor potencia al motor, utilizando una turbina centrífuga para accionar los gases del motor de expulsión mediante un eje coaxial y un compresor, que toma el aire a presión atmosférica para pasarlo por el filtro del aire y finalmente comprimirlo con la intención de introducirlo en los cilindros a mayor presión.
Este tipo de sistemas se puede instalar en cualquier vehículo, aunque normalmente son los motores diesel los que utilizan este mecanismo, pues al carecer de mariposa tienen una mayor entrada de aire, por lo que entra más aire en los cilindros y también alcanzan una presión mayor que los coches de gasolina.
Son muchas las ventajas de utilizar un compresor, ver aquí, entre las que cabe destacar: por un lado, el aumento de la potencia que ejerce en el vehículo sin necesidad de realizar grandes cambios o complicadas modificaciones en el mismo; en segundo lugar, este sistema contribuye al rescate de la energía del coche, ya que utiliza los gases de escape de motor para su propulsión; y, por último, el turbocompresor es capaz de ajustarse a cualquier altitud sobre el nivel del mar, ya que su funcionamiento depende de los gases del motor y del medio ambiente.
Para adquirir un turbocompresor de calidad e instalarlo en el vehículo adecuadamente es fundamental contactar con profesionales que se dediquen a la distribución y venta de turbos y a su instalación. Al realizar una búsqueda concreta de este sistema en Internet aparecerán multitud de páginas webs, por lo que hay que extremar las precauciones y analizar el contenido de esas tiendas virtuales antes de comprar este sistema.
Algunas de estas empresas también se encargan de la reconstrucción de los turbocompresores, de modo que reparan el turbo para que éste vuelva a funcionar correctamente y no tener que adquirir uno nuevo. |