El trabajo de mi padre siempre me ha parecido aburrido. Se dedica a no sé qué historia de fabricación de motores eléctricos, y a mí no solo es que no me llame nada la atención todo lo que tenga que ver con las fábricas -a menos que incluyan comida-, sino que no me gustan los coches ni ningún tipo de vehículo, así que mucho menos me van a gustar los motores y las técnicas utilizadas en la fabricación de los mismos. El caso es que, debido a mi ignorancia, nunca he comprendido por qué a mi padre siempre le han decepcionado las ferreterías del pueblo, pero en cierta ocasión entré por error en una página web que el visita a menudo, algo que es normal que haya pasado porque en casa todos compartimos el mismo ordenador, y me pareció tan extraño y curioso lo que vi que me quedé a curiosear.
La página web en cuestión era www.abshot.es y, entre otros aparatos curiosos, vendían arenadoras, que yo no sé muy bien para qué sirven ni con qué fin se utilizan, pero parecían muy grandes. Otra cosa que vi fueron micromotores, y, ateniéndonos a la etimología (porque si hay algo sobre lo que sí sé es sobre la lengua, estudio Filología), debería referirse a motores muy pequeños, y la foto daba fe de ello. Y luego, estaba lo único que no parecía ser ningún tipo de aparato, sino más bien material que podría haber pasado perfectamente por azúcar; en la página en cuestión los llaman productos abrasivos. Por primera vez, pues, entendí por qué a mi padre no le satisfacían las cosas que se vendían en las tiendas normales que, por muy especializadas que fueran, no lo eran tanto como internet.
Dedicarse a todo eso, en definitiva, tiene que ser duro, pero a él le gusta tanto que nunca lo he visto cansado ni harto. |