No es nada nuevo, la situación precaria que está atravesando el país y la necesidad de muchas familias de obtener la liquidez que les saque de algún que otro apuro. Generalmente se recurre a los préstamos para poder saldar deudas contraídas, montar un negocio ante la falta de oportunidades para encontrar un puesto de trabajo, comprar una casa o un vehículo, etc.
Pero no podemos lanzarnos a lo loco, tenemos que tener la mente fría y calcular los pros y los contras, los intereses que tendremos que pagar, las cuotas que tendremos que afrontar y los plazos. Si una vez analizado todo, nos decidimos a solicitar un préstamo personal o un microcrédito, tendremos que hacerlo con una empresa seria y que nos informe desde un primer momento de todas las condiciones y requisitos.
Se trata de mejorar nuestra situación, no de empeorarla.
Los minicréditos son un tipo de préstamo muy recurrido para aquellos que quieren iniciarse como emprendedores y montar empresas familiares. La principal motivación es que se trata de un crédito que se concede a unos intereses más bajos y que se adapta a la capacidad del solicitante para ir saldando la deuda, lo cual evita que los deudores se enfrenten a deudas por encima de sus posibilidades.
Los microcréditos, como ya nos indica el término, son préstamos de pequeña cuantía y no necesitan avales, los plazos y las cuotas que se exigen son flexibles, los intereses son más bajos y su principal función es ayudar a la puesta en marcha de un pequeño negocio, en la mayoría de las ocasiones de tipo familiar.
Con este tipo de préstamo se consiguen unos préstamos comerciales a emprendedores o dueños de pequeños negocios, que no conseguirían de ninguna manera por el método tradicional.
Si le interesa acceder a un microcrédito, diríjase a una empresa de confianza, evalúe las condiciones y las tasas de intereses que le ofrecen y busque opiniones de otros clientes, antes de tomar una decisión. |