Me gusta aceptar retos, y mucho. Reconozco que soy un poco el Marty McFly de mi grupo de amigos en el sentido de que en mí calan muy hondo frases como “eres un gallina” o “no te atreves a hacerlo”, porque si oigo algo así, todo el mundo sabe que voy a terminar picando y participando en el juego, y da igual lo idiota que sea por aceptar o lo difícil -o imposible- que sea conseguir lo que se supone que tengo que conseguir. Y el caso es que no me sienta mal perder porque al menos lo intenté, pero no atreverme a intentarlo... Con eso sí que no puedo vivir.
El último tema surgió cuando estábamos todos en una cafetería hablando de lo mucho que se está extendiendo la tecnología de telecomunicaciones de la Voz IP, que es digital y no analógica y además la responsable de que se puedan efectuar llamadas desde el ordenador a través del Skype. En cierto momento, la cosa pasó al tema de las centralitas virtuales, que, al parecer, tienen como base este tipo de tecnología de la voz o del habla; como se diga. Ahora parece que sé mucho, pero en aquel momento no sabía nada ni de centralitas ni de Voz IP, y yo, muy gallito, les dije a mis amigos que tampoco me costaría tanto informarme.
Y ahí llegó el reto: en menos de cinco minutos tenía que averiguar todo lo básico sobre las centralitas de Voz IP de Las Palmas y las facilidades de integración en telefonía fija y móvil de la Voz IP hoy por hoy. ¿Saben qué pasó cuando dije, muy seguro de mí mismo, que aceptaba el reto? Pues que perdí, y no por poco: diez minutos me costó reunir toda la información que necesitaba para mantener mi dignidad intacta. Pero, repito, da igual: al menos lo intenté. |