Es la última vez que accedo a salir con mis padres, y me da igual cuánto se queje mi madre de que ya paso de ella y de papá porque prefiero estar con mis amigos y con mi novio. ¡Pues claro que sí, y es normal! Pero a veces soy demasiado buena y, si me ponen esa cara que no soporto ver, esa que parece la de un cachorro abandonado, soy incapaz de negarme; y pongo a Dios por testigo, como dijo una vez Scarlett O'Hara, que mi madre sabe ponerla de miedo. Por eso, ayer me vi perdiendo cuatro horas de mi vida en un paseo que, supuestamente, iba a ser muy divertido.
El caso es que salir con mis padres es terriblemente aburrido. Lo normal es que el ochenta por ciento de las veces, por inventarme un porcentaje, mi madre se meta en todas las tiendas de ropa, zapaterías y joyerías que se le ponen por delante, y yo no concibo tiendas más aburridas que esas. Ayer no fue una excepción, pero es que, para colmo, tardaron casi dos horas en informarse sobre iluminación led porque llevan un tiempo interesados en ella. Me parece muy bien, pero, ¿dos horas...? ¡Venga ya!
Y yo tuve que estar esas dos horas sentado y aburrido mientras les escuchaba hablar sobre convertidores DC/DC y sobre fuentes de alimentación en general. Que ojo, a mí al principio me pareció una información interesante, me encanta la tecnología; pero después de dos horas lo único que quieres hacer es volver a casa y olvidarte ya de todo. Encima, mi madre tuvo luego la desfachatez de enfadarse porque había estado muy soso y callado durante todo el día. Como para no estarlo. De verdad, yo a veces no sé qué tiene esa mujer en la cabeza, pero el caso es que debería de intentar ponerse algo en mi piel. |