Desde el pasado 2008, los bancos se han puesto duros para conceder préstamos y créditos. En el momento en el que comenzaron a notarse síntomas de una crisis inminente, estos empezaron a temer por la devolución del dinero que ellos estaban prestando. Es por ello por lo que se empezaron a tomar medidas que afectaban directamente a los clientes, que ahora tenían menos posibilidades para poder acceder a préstamos personales o minicréditos.
Así, surgieron nuevas necesidades en el mercado español, ya que ahora se requería algún tipo de alternativa que permitiese a los usuarios poder contar con una especie de crédito, aunque ahora este no fuese entendido bajo el mismo concepto que antes se tenía en los bancos. Estas nuevas exigencias fomentaron la aparición de empresas y negocios dedicados a proporcionar préstamos personales de forma rápida, con unos intereses mínimos y unas facilidades de devolución extraordinarias. También los particulares con recursos empezaron a ofrecer servicios de este tipo, de tal forma que los usuarios no tendrían que pasar por el banco para solicitarlos. Ahora, los bancos estaban en la calle y los usuarios podían contar con dinero de forma fácil, siempre que cumpliesen los requisitos que todos estos negocios demandasen (ser mayor de 21 años y menor de 65, tener una cuenta bancaria en un banco español, disponer de un teléfono móvil o no estar inscrito en ningún fichero de morosidad).
Uno de los servicios más reivindicados fue el de los empeños de coches, pues además de todo esto, surgieron también empresas que permitían empeñar el coche sin tener que dejar de usarlo, lo que sonaba muy atractivo para los usuarios. El empeño de coches se convirtió así en un eslabón fundamental en lo que respectaba a la economía de los españoles desempleados que pese a sus intentos y su empeño por conseguir un trabajo seguían luchando por conseguirlo. |