Dije que encontraría un trabajo de verano costara lo que costase y lo he conseguido. Estoy muy emocionada y tengo ganas de empezar, pero todavía queda una semana para eso. Además, no concibo mejor trabajo: ayudante de organización de eventos, sobre todo musicales. Me encanta la música y a mi ciudad suelen venir grupos bastante interesantes, y saber que, a cambio de una sustanciosa cantidad de dinero, voy a poder verlos gratis, me da para estar de buen humor durante al menos tres meses. Eso sí, trabajando, pero como suele decirse, menos da una piedra.
Eso sí, hay amigos que me han estado advirtiendo, amigos que son expertos en la asistencia a conciertos pero como público: en algunos de ellos, la cosa se desmadra tanto que los organizadores acaban agotados. Además, en la organización se incluye preparar el escenario y ocuparse de los desperfectos que ocasione la gente durante el desarrollo del concierto, así que sí, supongo que me esperan unas semanas bastante duras. Es igual, en cuanto me pongo a repasar las cosas de las que voy a tener que ocuparme, el miedo se me pasa. Por ejemplo, para el primer concierto voy a tener que encargarme de contactar con una empresa de regalos promocionales, porque, al parecer, quieren abrir un stand en el que se vendan recordatorios del concierto, además de la tienda oficial del grupo.
Nunca he hecho algo así, la verdad, pero por suerte soy muy sociable. Además, siento curiosidad por ver cómo funcionan los negocios que se dedican a fabricar regalos de merchandising. Hasta la fecha, mi único contacto con el merchandising y con los artículos publicitarios era cuando iba a comprarme un muñeco de alguna serie o cuando veía algo anunciado en la tele, respectivamente. Gracias a este trabajo, ganaré mucha experiencia, porque me encantaría ser relaciones públicas. Quien la sigue la consigue, y yo soy persistente. |